Tuli continúa construyendo su identidad musical dentro del pop con una propuesta cada vez más definida. Su nuevo lanzamiento, titulado Primavera, no solo marca un nuevo capítulo en su discografía, sino que refuerza una línea estética y sonora que viene consolidando con trabajos anteriores como Octubre y Heridas.
El track fue producido por Joe Luna y se inscribe dentro de una vertiente pop rock que se apoya en guitarras potentes, baterías marcadas y un enfoque nostálgico, que remite directamente a referencias como Kudai o los primeros trabajos de Shakira. Si bien la letra habla de un amor que se termina, la canción no cae en el drama. Al contrario, el ritmo es ágil, la melodía es luminosa, y el conjunto transmite un estado de ánimo ambiguo: duele, pero invita a moverse.
En términos de narrativa visual, el videoclip dirigido por Jota Sibilia junto a la propia Tuli propone una estética rosa saturada, con una puesta en escena que refuerza un universo más sensible e íntimo. El color y la elección de elementos refuerzan una construcción identitaria que Tuli viene trabajando con consistencia: hay vulnerabilidad, pero también decisión.
Primavera no llega sola. Se presenta como una pieza integrada dentro de una experiencia pensada en 360 grados. El arte de tapa, la paleta cromática del video y la comunicación en redes sociales apuntan a un mismo concepto: la primavera como metáfora de un renacer que no niega el pasado, sino que lo resignifica.
En lugar de mostrar una ruptura como un final dramático, la canción sugiere que puede ser también una transición necesaria. No hay resentimiento ni rencor en la voz de Tuli. Hay aceptación, movimiento y una energía que, aunque no es euforia, empuja hacia adelante.
Este tipo de planteo, tanto estético como emocional, la aleja del pop plástico y la acerca a un discurso más honesto, sin impostación ni adornos innecesarios. Tuli no canta para la pose, sino para procesar lo que le pasa. Y eso se nota.