Molotov, una fiesta al aire libre en CDMX

Molotov

Habían pasado unos minutos de las 20:30 horas. La lluvia que cayera fuerte e implacable los días anteriores, cedió. Las luces del escenario comenzaron a proyectarse y a moverse nerviosamente, como si quisieran encontrar a alguien entre el público. Por un instante se apagaron… y la música irrumpió.
Molotov estaba de vuelta. ‘Santo niño de Atocha’ fue el tema elegido para abrir el show.

Luego de la cancelación del mes anterior, la banda al fin estaba sonando en vivo.

El lugar del concierto fue la curva 4 del Autódromo Hermanos Rodríguez. Para esta ocasión se eligió la modalidad de palcos privados, desde 2 personas en adelante. Estos palcos al aire libre permitieron que, guardando la distancia protocolar, se pudiera apreciar y disfrutar del show, sin necesidad de acercarse mucho a otras personas fuera de la burbuja sanitaria personal.

Durante el concierto, brillante como siempre, quienes tuvimos la oportunidad de estar ahí disfrutamos de algo que solo Molotov sabe hacer. Y es la divertida interacción que tienen los integrantes. Bromas, risas, recriminaciones graciosas sobre temas fuera de tono o errores en el set list. Sin dudas que ver a Molotov en vivo es todo un espectáculo artístico y a estas alturas es una obra de teatro comedia y rock.

Estas nuevas modalidades de conciertos en palcos tienen la ventaja de que uno puede estar tranquilamente con sus amigos disfrutando del show sin el miedo de un contagio. Pero justamente eso es lo que se extraña: el contacto directo con otros, el cantar las canciones entre saltos y choques con personas perfectamente desconocidas. De todas formas hubo algo que me tocó ver con agrado, y era como los vendedores de elotes o cervezas podían acercarse a los grupos sin la necesidad de atravesar un tumulto de personas fueras de sí que hacen pogo en el campo.

Sin dudas que esta nueva forma de asistir a un concierto tiene su particular energía. Y por supuesto que es bienvenida.

Canciones “no permitidas”. ¿Dónde jugarán las niñas?. El poder político y la censura.

Molotov se forma en 1995 luego de ganar un concurso de bandas realizado por la empresa Coca-Cola. Como cualquier grupo emergente, sus comienzos fueron toques en vivo en lugares pequeños, bares y discotecas. Hasta que llega la oportunidad de “telonear” bandas más importantes y tocan en la previa de un show de Héroes del Silencio, en una de las giras que los  españoles realizaron en el Distrito Federal. Ahí captan la atención de un productor asociado a Universal Music. La compañía discográfica le ofrece un contrato y ahí nace el camino hacia el primer disco.

¿Dónde jugarán las niñas?, el primer trabajo de Molotov se empezó a grabar en 1997 y tuvo la participación de Gustavo Santaolalla, reconocido músico y productor. Ni bien el disco estuvo a disposición del público, provocó una andanada de críticas, de las buenas y de las no tan buenas. Primero que nada, la banda hace una fuertísima crítica social y política.

Por aquellos años México aún venía de décadas de unipartidismo político, décadas que fueron gobernadas por el PRI. Gobiernos altamente cuestionados por casos de corrupción. Una prensa que en general respondía a los intereses poco claros de los políticos de turno. 

En el año 1971 un multitudinario festival de rock cambió al país durante muchísimos años. Ese festival se desarrolló sin mayores problemas entre los asistentes. Sin embargo la prensa de esa época dijo que aquello había sido un total descontrol. Drogas, sexo y violencia se apoderaron de los jóvenes. Jóvenes que venían a destruir las instituciones, la familia, las tradiciones. Esto desembocó en una censura y represión que poco a poco enterró al rock.

Y el rock pasó a ser mala palabra. Las bandas que aún resistieron debieron emigrar, bajando la calidad de la música que quedaba en el país. Eso provocó que las discográficas dedicadas al género tuvieran que cerrar sus puertas.

El rock pasaba a la clandestinidad. Años de ostracismo.

Y en ese contexto llega Molotov con sus duras críticas. La clase política se sintió amenazada.

¿Dónde jugarán las niñas? provocó desde el principio. Su portada fue duramente cuestionada por instituciones como la Iglesia. Hipócritamente cuestionada, agrego. Una joven de pollera corta con su ropa interior por las rodillas, fue algo que el conservadurismo de una parte de la sociedad no iba a aceptar. Varias disqueras se negaron a exhibir el disco, o peor aún, se negaban a venderlo. En cuanto al título del disco, había una clara alusión a un disco de Maná, donde sobre todo, se habla de amor.

En cuanto a la lírica de Molotov los cuestionamientos eran muy directos. ‘Que no te haga bobo Jacobo’ se refería a un presentador de noticias al cual la banda acusaba de ser simpatizante del PRI y por lo tanto funcional a los intereses políticos de ese partido. Se decía que manipuló las noticias por años, que Jacobo no te haga bobo, es clarísima la crítica.

‘Gimme the power’ habla de la corrupción  policial y de desigualdad social. ‘Voto latino’ critica al racismo. La canción ‘Puto’ causó gran rechazo en la comunidad LGTB, aunque la banda se encargó de aclarar que la referencia era en contra de las personas que manejan el poder, y no había alusión homofóbica de ningún tipo.

El poder calificó al disco como “asquerosamente reprobable”, pero la juventud ya lo había tomado para sí misma. La banda decía todo lo que ellos pensaban. Fue una revolución. El control del estado y la censura se escapaba como agua entre los dedos. Y la bomba les explotó en la cara.


A nivel internacional las críticas fueron muy buenas, llegando a compararlos con bandas como Beastie Boys o Rage Against The Machine. El disco es nominado a un premio Grammy. El cual no ganarían ese año. Pero años más tarde se harían de la estatuilla con el disco ‘¿Dónde jugaran lxs niñxs? En Vivo’.

Molotov y la música en vivo en época de pandemia

Luego de tanto tiempo de duras restricciones de movilidad la banda presentó un gran espectáculo. Una nueva modalidad en la forma de ver conciertos. Nada de mezclarse entre el público asistente. Cada cual dentro de su burbuja de amigos y/o familiares, vacunación al día y toma de temperatura, hacen que los shows de la actualidad sean una especie de ficción, de mundo distópico.

Habrá que acostumbrarse. Pero Molotov nos demostró que aun así, los conciertos son altamente disfrutables. Y que nuevas formas de divertirse son posibles si nos cuidamos entre todos aún es posible rockear.