Dillom presentó “Por Cesárea” en Sitio Montevideo. Foto: María Noel Robaina
Dillom demostró por qué es uno de los artistas más provocadores del momento. A sus 23 años, el rapero argentino ya ha logrado captar la atención de una legión de seguidores con su mezcla explosiva de rock punk y letras crudas.
El preámbulo del show estuvo a cargo de sus músicos, que ocultos tras las finas cortinas blancas que caían sobre el escenario, golpeaban con furia las baterías y rasgaban las guitarras. Seguidamente, “Irreversible” proporcionó un brutal inicio que desató la energía de un pogo agresivo e intergeneracional.
Desde el comienzo, Dillom dejó entrever que algo no andaba bien. Su voz, usualmente potente sonaba afectada y la expresión de su rostro dejaba entrever el cansancio de una lucha interna, que más que metáfora de su más reciente disco, se materializaba en lo que llamó “el virus uruguayo”. Más tarde, el propio Dillom revelaría que había estado con fiebre y que tuvo que recibir un inyectable para poder salir al escenario.
Con “Coyote”, Dillom se apropió del escenario, guitarra en mano, entregando un punk rock visceral que hizo temblar los cimientos del espacio ubicado en el Velódromo Municipal. Posteriormente, el setilist incluyó “Piso 13”, “Mick Jagger” y “Pelotuda”, en un recorrido usual por toda su discografía.
También tuvo tiempo para la introspección, intercambió unas pocas palabras con el público y continuó con “La novia de mi amigo” y “La primera”, ese reggaetón sencillo que abre Post mortem (2021).
Como una mezcla de nigromante y sacerdote pagano, Dillom se transformó en un exorcista de su propio universo. La explosiva combinación de rock potente y rap se hizo presente, especialmente en “Buenos tiempos”, donde el pogo invadió el espacio desde los primeros segundos de “El día que muera / moriré en mi ley”.
“Muñecas” tuvo su debut en tierras uruguayas, marcando el comienzo del fin. Con “Cirugía”, Dillom mostró su lado más pop, pero sin perder la mordacidad que lo caracteriza. Finalmente, “220” y “Ciudad de la Paz” pusieron el broche de oro a una presentación que aunque no fue de las mejores que el joven ha dado en el país, no decayó en ningún momento.
Con “Amigos Nuevos” y “Reiki y Yoga”, Dillom se despidió dejándolos con la imagen de un personaje perturbado digno de cualquier pesadilla nocturna.