En una noche donde la música y la pasión trascendieron las barreras del lenguaje, la banda francesa Phoenix se adueñó del escenario de La Trastienda en Montevideo. La excusa era la presentación de su álbum “Alpha Zulu”, aunque fue más bien un homenaje a su aclamado “Wolfgang Amadeus Phoenix” lo que hizo de la de anoche, una velada tan ecléctica como exquisita.
Thomas Mars, el carismático líder de la banda, junto a Deck d’Arcy, Christian Mazzalai, Laurent Brancowitz, Thomas Hedlund y Robin Coudert, ofrecieron un recorrido sonoro que abarcó desde sus raíces indie rock hasta incursiones en el pop, el new wave y la electrónica.
El repertorio fue una declaración de su trayectoria, destacando éxitos de álbumes anteriores, y creando un diálogo musical que abrazó tanto a los seguidores de larga data como a los nuevos admiradores. De “Alpha Zulu” sonaron “Alpha Zulu”, “After Midnight”, “Tonight” y “Artefact”.
El show abrió con, nada más y nada menos que “Lisztomania”, una joya de “Wolfgang Amadeus Phoenix”. Este tema se ha convertido en uno de los sencillos más reconocidos y celebrados de la banda, que captura la esencia del indie pop/rock de su conformación.
Un riff de guitarra pegajoso, seguido por un ritmo de batería animado y sintetizadores que agregan textura y profundidad al sonido. La voz de Thomas Mars es distintiva y melódica, lleva la canción con una presencia que es tanto potente como encantadora. El público lo capta inmediatamente y cae bajo el hechizo modesto de la escucha activa y el disfrute.
Seguida por “Entertainment”, “Lasso” y “Too Young”, el comienzo del show evidenció la capacidad de Phoenix de generar un espectáculo donde la calidad sonora y la entrega escénica se fusionan para crear momentos de conexión genuina con el público.
Desde los ritmos sincopados de “Entertainment” hasta la melancolía electrónica de “Love Like a Sunset”, la banda demostró su habilidad para fusionar emociones, manteniendo a la audiencia en un constante estado de anticipación.
Sin embargo, fue la decisión de cerrar con “1901” lo que selló la noche con un sentido de completitud y ciclo. La canción comenzó con un riff de sintetizador, seguido de la entrada de la guitarra y la batería, creando una atmósfera eufórica. Thomas Mars sumó su voz a la mezcla con un tono claro y melódico, narrando letras que evocan nostalgia y un cierto aire de misterio.
La fusión de indie rock con elementos de música electrónica y pop, creó una estructura dinámica, con cambios de ritmo y texturas sonoras que mantuvieron al público enganchado de principio a fin.
Phoenix demostró en Montevideo que su música no conoce de fronteras ni idiomas, creando una atmósfera donde el pop, el rock, lo electrónico y lo indie convergen en una celebración de la diversidad sonora.