La noche en Montevideo estaba impregnada de una anticipación eléctrica, casi tangible. El grupo inglés The Cure, con su legado profundamente arraigado en el corazón cultural uruguayo post-dictadura, se preparaba para tomar el escenario del Antel Arena, un lugar convertido en un hervidero de emociones y recuerdos.
Los británicos han sido para Uruguay, mucho más que una banda: han sido un símbolo, un ícono de identidades y rebeldías diversas. Y esa noche, Robert Smith y los suyos se disponían a reafirmar ese lazo único.
Desde temprano la banda telonera Just Mustard, con su rock oscuro y electrónico, sirvió de preámbulo a lo que sería una noche de contrastes y emociones.
Cuando The Cure finalmente apareció en escena, el público se sumergió en un estado de trance colectivo. Perry Bamonte, con su peculiar mezcla de extravagancia y profesionalismo, fue el primero en ocupar su lugar en el escenario, seguido por el resto de la banda. Robert Smith, con su inconfundible presencia, se tomó un momento para recorrer el recinto con su mirada y sonrisa características antes de sumergirse en la música.
Arrancaron con “Alone”, una nueva pista que promete un futuro álbum intrigante. Pronto, el Antel Arena vibró con los acordes familiares de “Pictures of You” y “High”, antes de sumergirse en la emotividad de “Lovesong”, con Simon Gallup marcando el ritmo con su inconfundible línea de bajo.
“The Last Day of Summer”, “Burn” y una impresionante interpretación de “Fascination Street” mostraron el lado más introspectivo y melancólico de la banda. El espectáculo se convirtió en un despliegue de habilidad técnica, donde cada miembro brilló, creando capas de sonido que revelaban el aspecto más barroco y evolucionado de The Cure.
El equilibrio era clave en la presentación de Smith. Más de dos horas de show permitieron a la banda explorar múltiples facetas de su música. “A Night Like This”, “Push” y “In Between Days” fueron momentos de pura catarsis, donde la audiencia se sumió en un baile frenético.
El primer bloque del show concluyó con “A Forest” y “Play for Today”, antes de introducir otra nueva canción, “Endsong”. Después de un breve interludio, la banda regresó con “It Can Never Be the Same” y “Want”, mostrando una versión más madura y dramática de The Cure.
La noche culminó con Smith reconociendo el afecto del público uruguayo, un momento que humanizó al ícono detrás del maquillaje y las camisas arrugadas. “Friday I’m in Love”, “Close to Me” y “Boys Don’t Cry” cerraron el concierto, dejando a los fans en un estado de júbilo eufórico. En esa noche en Montevideo, The Cure no solo tocó sus canciones; revivió recuerdos, reafirmó su legado.