En un ambiente donde la brisa veraniega se entremezcla con el fervor del pop-rock, Tan Biónica, la banda liderada por Santiago “Chano” Moreno Charpentier, se adueñó de la noche en Open Park, Punta del Este. La gira “La última noche mágica”, tras arrasar en Buenos Aires, encontró su eco en Uruguay, congregando a casi 7000 almas en una comunión de música y nostalgia.
La noche del viernes se vio marcada por una compleja dualidad: la expectación de un público ansioso y la entrega de una banda que, si bien desplegó energía, mostró fisuras en su ejecución. Tan Biónica, que otrora brillaba en el firmamento del pop-rock latinoamericano, parece ahora una constelación que lucha por mantener su luz ante los desafíos del tiempo y la distancia.
La apertura del concierto, con “¡Hola, mi vida!”, prometía una noche de éxitos incesantes, un recorrido por un repertorio que ha marcado una era. Sin embargo, la ejecución desordenada y los problemas técnicos, como acoples de micrófono y bajos abrumadores, enturbiaron la experiencia. La interacción de la banda con el público, incluyendo momentos de proximidad en la pasarela y el candombe improvisado en “El asunto”, ofreció un respiro emotivo en medio de la confusión.
Y en el medio del show, la promesa de Chano de agregar otra fecha con localidades más económicas.
Un Recorrido Musical en Tres Actos
El concierto se estructuró en tres partes distintas. La primera, un derroche de éxitos que mezclaba pop rock con toques electrónicos, evidenció el poderío de Tan Biónica en su apogeo. Entre ellos: “Hola mi vida”, “Beautiful”, “Música”, “Loca”, “Víctimas”, “Tus horas mágicas”, “Lunita de Tucumán”, “Ella”, “Vidas perfectas”, “Obsesionario en La Mayor”.
La segunda parte, un acústico que parecía buscar un refugio en lo íntimo, contrastó con la energía inicial. Entre la improvisación y los acoples de micrófono sonaron: “Claramente”, “Poema de los cielos”, “Momentos de mi vida”, “El asunto”.
Y el cierre, una explosión de éxitos, pareció intentar recapturar la magia perdida en el camino. El público triplicó la presencia desgarrándose la garganta con “Ciudad mágica”, “Mis noches de enero”, “Arruinarse” y “La melodía de Dios”.
Tan Biónica no escatimó en efectos visuales: rayos láser, referencias biónicas y espaciales, y lluvias de confeti adornaron la noche. Sin embargo, este despliegue no logró ocultar la falta de fineza musical, un aspecto que la banda solía manejar con maestría.
La diversidad del público fue un reflejo de la trayectoria de Tan Biónica. A pesar de las imperfecciones del concierto, el público permaneció entregado, vibrando con cada canción y respondiendo con fervor a las provocaciones de Chano.
Al finalizar, Tan Biónica dejó una mezcla de sensaciones. Por un lado, la evidencia su habilidad para conectar con el público. Por otro, la sensación agridulce de una banda que, aunque sigue teniendo la capacidad de reunir multitudes, parece luchar por mantener la cohesión y la calidad que en su momento la definieron.