El pasado sábado 3 de mayo, Miley Cyrus ofreció un show privado en Nueva York en el que presentó More To Lose, un nuevo tema que formará parte de su próximo álbum de estudio Something Beautiful, previsto para el 30 de mayo. La canción, aún inédita en plataformas, se convirtió en uno de los momentos más comentados de la velada, no tanto por su riesgo artístico, sino por el lugar emocional desde el que parece estar construida.
La presentación tuvo un marco particular: un concierto reducido, con presencia de amigos, conocidos y una porción seleccionada de fans. En ese contexto, Cyrus anunció la canción con cierta complicidad hacia el público, mencionando que en la sala estaban presentes “personas que quiero desde hace mucho… incluso un par de exes”. La frase, entre el guiño y la ironía, sirvió como antesala a lo que vendría: una balada que no es tanto una confesión como una revisión pausada del terreno emocional que la artista ha transitado en los últimos años.
More To Lose no es una explosión emocional ni una pieza diseñada para convertirse en himno inmediato. A pesar de que la propia Cyrus la calificó, medio en broma, como “un clásico instantáneo”, lo cierto es que el tema no parece buscar ese impacto. Al contrario: su arquitectura es sobria, contenida, y está construida sobre una progresión melódica que recuerda a otras baladas adultas de su repertorio más reciente.
Desde lo estrictamente musical, la canción se mantiene en un terreno seguro: piano de base, arreglos mínimos, una interpretación vocal que evita los excesos y se apoya en la claridad de las líneas melódicas. No hay grandes saltos ni riesgos, pero tampoco gestos complacientes o grandilocuentes. Y eso, en el contexto actual de una industria que insiste en el maximalismo emocional, puede leerse como una decisión deliberada.
¿Hay realmente “más para perder”?
El título del tema —More To Lose— sugiere una idea de acumulación emocional: cuanto más se ha vivido, más se pone en juego. En Cyrus, esto puede leerse como una referencia autobiográfica. No es la primera vez que recurre al desdoblamiento entre figura pública y narradora emocional. Pero aquí no hay confesiones explícitas ni grandes revelaciones. Lo que predomina es un tono melancólico, casi resignado, que coquetea con la idea de pérdida más desde la madurez que desde el drama.
Sin embargo, esa misma moderación puede dejar la sensación de que la canción no termina de despegar. Hay una construcción formal sólida, sí, pero también una ausencia de clímax o de giro narrativo que la vuelva inolvidable. La letra parece orbitar ideas conocidas: el miedo a perder, el valor de lo compartido, el paso del tiempo. Nada que no hayamos escuchado antes, pero dicho con una voz que, por momentos, transmite más control que vulnerabilidad.
¿Qué lugar ocupa esta canción en la discografía de Cyrus?
En la trayectoria de Miley Cyrus, More To Lose parece inscribirse en la línea de sus trabajos menos orientados al mercado mainstream. Está lejos de la rebeldía explícita de Bangerz o del giro rockero de Plastic Hearts. Si acaso, tiene puntos de contacto con el tono más íntimo de Younger Now, pero con una producción más pulida y un enfoque lírico menos narrativo.
Lo interesante aquí no es tanto la canción en sí, sino lo que puede anticipar del álbum Something Beautiful. Y en ese sentido, los primeros datos disponibles resultan reveladores: se trata de un proyecto conceptual de trece canciones, definido como una “ópera pop visual”, cuya premiere será el próximo 6 de junio en el Festival de Cine de Tribeca.
Además, el disco cuenta con la producción ejecutiva de Shawn Everett, conocido por sus trabajos con artistas que privilegian la experimentación sonora y la exploración emocional más sutil. Este dato ayuda a entender por qué More To Lose, pese a su aparente simpleza, puede esconder una complejidad mayor en términos de diseño sonoro.