Una puesta en escena sencilla, una luz tenue, y el calor de un Antel Arena colmado. Jorge Drexler regresó a Montevideo después de tres años y medio para presentar su nuevo álbum, “Tinta y Tiempo”. El evento tuvo lugar en el Antel Arena, donde agotó todas las entradas y brindó una conexión colectiva a través de su música.
Desde el inicio, Drexler tenía claro su objetivo: transportar al público a un espacio diferente a través de la música. El concierto comenzó con dos canciones que abordan diferentes ópticas de las relaciones amorosas: “Corazón impar” y “Cinturón blanco”. La noche tuvo momentos de sorpresa, como cuando Alejandra Melfo, prima de Drexler radicada en Venezuela, envió un mensaje de voz en el que reflexionaba sobre la poesía detrás de las cosas científicas. Lo que dio paso a “El plan maestro”, una canción que define al amor como “el mejor invento” de la naturaleza.
Drexler también se sumergió en la relectura de “Deseo”, una canción de su disco “Eco” (2004) que aborda la unión de dos células y la pasión de los seres distintos que se aman por vez primera. El clima íntimo se completó con la apuesta minimalista de un telón blanco que se fue vistiendo de los colores sugeridos por cada canción del repertorio seleccionado.
Pero fue después de la canción “Me haces bien” cuando se generó un cambio en la conexión del artista con su público. Drexler se puso de rodillas para agradecer el entusiasmo de los asistentes, compartió “Bendito desconcierto” con Martín Buscaglia y se emocionó al ver los flashes de los celulares durante su interpretación de “Inoportuno”.
Uno de los segmentos más memorables de la noche fue cuando Drexler interpretó “Era de amar”, de su primer álbum, “La luz que sabe robar”, que cumplió 30 años. Acompañado por su excelente banda, que tuvo espacios para que cada miembro se luciera como solista, el cantautor ofreció una versión cálida y relajada que luego enganchó con “Walking On the Moon” (The Police) y “Puente” (Gustavo Cerati).
La noche terminó con Drexler bailando con “¡Oh, Algoritmo!” y dejando a su público con ganas de más.
Sus historias hecha canción, sus anécdotas y la emoción evidente que reflejaba en sus palabras, la sonrisa constante y en el cuerpo entero; fueron tan solo una muestra de lo que compartió en dos horas y media de talento y mixtura.
Con invitados como Martin Buscaglia, Facundo Balta y la Melaza, su esperado regreso cerró a puro candombe, bailando en la cueva.