Luck Ra durante su última noche en el Movistar arena | Fotos: Dale Play Live
El sol comenzaba a esconderse detrás de los edificios de Villa Crespo, pintando el cielo con tonos anaranjados y violetas, mientras las calles aledañas al Movistar Arena se llenaban de un bullicio inconfundible. Era una mezcla de expectativa, risas y cánticos espontáneos que brotaban de los fanáticos que, con entradas en mano, se apresuraban a asegurar un buen lugar para lo que prometía ser una noche histórica. El cordobés traía consigo el peso de un año histórico y el cierre de un ciclo que prometía ser inolvidable. Y cumplió.
Desde el primer acorde de “Que me falte todo”, la conexión fue inmediata. Luck Ra apareció en el escenario con una fuerza desbordante, pero no sin antes mostrar su lado más humano: entre lágrimas, agradeció el apoyo de su público en un año marcado por desafíos personales. “Pensé que no llegaba a hacer esto, hermano”, confesó al borde del llanto.
El escenario fue un espectáculo en sí mismo: una escalera monumental en el centro, luces que parecían pulsar al ritmo del cuarteto, y un “fernet gigante” en el que Luck Ra se paseó entre la multitud.
Los éxitos no se hicieron esperar. Temas como “Te mentiría”, “Ya no más”, y “Ojalá” se corearon al unísono, convirtiendo las canciones en un acto colectivo de euforia y nostalgia. Era imposible no dejarse llevar por la mezcla de ritmos que, lejos de limitarse al cuarteto, navegaban con destreza entre el pop, el reguetón y las raíces más profundas de la música latina.
Si algo marcó estas noches fue la lista de invitados. Paulo Londra y Valentino Merlo pusieron al público de pie con la primera presentación en vivo de “Princesa”. Nicki Nicole dejó su huella interpretando “Doctor”, mientras que Bersuit Vergarabat desató una ola con su clásico “Toco y me voy”. Pero fue la llegada de Elvis Crespo la que desató una locura colectiva. Con “Suavemente”, el Movistar Arena se convirtió en una fiesta que parecía trascender el tiempo.
El escenario también se abrió para talentos emergentes como Roze, Eze Llanos y El Vecino. Cuando llegó el momento de despedirse, Luck Ra no lo hizo sin antes regalarnos dos joyas más: “Ya no vuelvas” y “La Morocha”. Para entonces, el público estaba agotado, pero satisfecho; no quedaba una sola gota de energía sin gastar.