La vuelta del Cuarteto de Nos a los escenarios luego del cese de las actividades culturales provocado por la pandemia, se produjo en un año en el que Raro está de celebración. Quince años pasaron desde que el undécimo disco del Cuarteto fuera lanzado.
“Se le ocurrió nacer en 2006 y no sabía que iba a cumplir años en un año mucho más raro que el que en le tocó nacer, como es este 2021..”– diría Roberto anoche.
Aquel disco que estalló masivamente y le valió a la banda siete premios Graffiti, más nominaciones a los premios Grammy Latinos, disco de oro y disco de platino, ya tiene su reedición en vinilo; ese formato para nostálgicos que hoy ha vuelto al mercado.
Pero eso poco importa a la hora de hablar del Cuarteto, una banda con cuarenta años de trayectoria que ha sabido mantener su popularidad, adaptarse, transformarse, madurar y perfeccionarse.
Cortamambos, raros, bipolares, porfiados, el Cuarteto de Nos no sabe de etiquetas. Contestatarios o irónicos. A veces rock, a veces rap, más pop o electrónicos. Meneando la cadera en algún ritmo latino o caribeño, el cuarteto encaja en lo que desencaja.
Crónica del último de los tres shows
La cita era a las 19hs. Pasadas las 18 ya comenzaban a llegar los primeros invitados. Algunas banderas que recordaban aquellos años de toques pre pandemia, envolvían los hombros de quienes repetían función.
La última vez que tocó El Cuarteto con público presente en Montevideo, fue hace dos años. Un 29 de septiembre de 2019, también en el Antel Arena, presentaron ‘Jueves’ (su último trabajo discográfico recién salidito del horno). De allí brindaron otro show en Atlántida y cruzaron fronteras a Córdoba y México, en una gira que los llevaría por República Dominicana, Costa Rica, Panamá, Ecuador y Perú. Lamentablemente, los planes se vieron truncados y la banda tuvo que regresar.
Con un fresquito que levantó de golpe, y en vísperas de Halloween, dentro del recinto poco a poco comenzaban a ocuparse los lugares habilitados para el público.
Mientras tanto, los activos de seguridad recorrían la platea, apuntando con un láser verde a quiénes no tuviesen el tapabocas correctamente colocado, asegurándose así que los protocolos sanitarios se cumplieran a rajatabla.
A ambos lados de las gradas, amigos y familiares se saludaban unos a otros mediante señas, extendiendo sus brazos en alto, o encendiendo la linterna de sus celulares. Más abajo, algunos niños ingresaban disfrazados. El Joker y Harley Queen, los favoritos; denotando el amplio abanico del público que los sigue.
Y entre cervezas y papitas, los presentes se preparaban para vivir el último de los tres shows de esta fiesta que comenzó el jueves pasado. Una recorrida por los grandes éxitos de discos como ‘Cortamambo’, ‘Bipolar’, ‘Porfiado’, ‘Apocalipsis Zombie’, ‘Habla tu espejo’, ‘Jueves’, y por supuesto, ‘Raro’.
Durante casi dos horas se vivió con emoción, nostalgia, rabia, entre risas y saltos en vertical, el tan esperado regreso de la banda a los escenarios con público presente.
La fiesta del Cuarteto, de identidades y recuerdos
A las 19:15 las luces se apagaron y poco a poco los músicos fueron ocupando sus lugares. Luego de dos minutos comenzaba sin pausa y sin prisa la introducción a percusión y teclado, que terminaría en los inconfundibles acordes que nos anunciaban que la fiesta comenzaba con ‘Punta Cana’, el segundo track de ‘Jueves’.
Mientras tanto, en la pantalla gigante del fondo se sucedían imágenes del videoclip y Roberto recorría el escenario de punta a punta, queriendo llegar a cada rincón.
Tan solo dos años atrás ‘Punta Cana’ se estaba escuchando en un casi estrenado Antel Arena, y parece que mucho ha pasado desde ese entonces. Aún sentados, y con el impulso contenido en un agitar continuo de brazos, le sucedió ‘El hijo de Hernández’.
Unos pocos acordes bastaron para que las primeras filas vibraran el suelo del recinto con saltos. La verticalidad aumentaba la perspectiva de altura y aquellos primeros agitadores saltaron como nunca antes lo hicieron.
¿Quién puede contenerse cuando se le canta a la identidad?
Le siguieron ‘Ya No Sé Que Hacer Conmigo’ (dando la bienvenida al agasajado de la fiesta) y ‘Lo malo de ser bueno’. Poco a poco las primeras filas fueron animando a los de atrás, que para el final de este cuarto tema, ya contaba con todo el Antel Arena de pie.
“No les tuve que decir que se podían parar porque la verdad ya vi que se pararon todos, a si que me parece perfecto… me ganaron de mano, los felicito a todos….”– decía Musso al comienzo de la noche.
Un repaso por veinte años de éxitos
Si bien el cuarteto ya era una banda popular que supo mantenerse en el tiempo y convocar multitudes dentro y fuera del país, fue con ‘Raro’ que se abrieron las puertas a un consolidado éxito y fama internacional. El disco, producido por Juan Campodónico, denota un rumbo más pop, hay también un cambio en sus letras, una evolución a nivel cualitativo.
El cuarteto entra en el escenario de las grandes bandas internacionales.
Mientras Roberto terminaba de comunicar que sería una noche para repasar temas, además de tocar su últimos lanzamientos, comenzaba a sonar ‘Hoy estoy raro’, y para ese entonces, la gente que ya permanecía de pie, acompañó con un coro que trascendía las paredes del Antel Arena.
Seguidamente, las imágenes en la pantalla gigante que mostraban el monitoreo de los latidos del corazón, nos indicaban que llegaba ‘Enamorado tuyo’. Santiago Travella toma el micrófono y se ubica en el centro del escenario, con su camisa rosa y su particular forma de bailar. Comienza a balancearse al ritmo de la cumbia, esa que plantea las contradicciones que se nos presentan cuando nos empezamos a enamorar.
Seguidamente Roberto toma la guitarra para dar paso a ‘Anónimo’, y luego de unos inconfundibles acordes, a ‘Mi lista negra’.
Mientras una especie de psicodelia del tránsito, entre luces rojas, amarillas y planos aéreos de autovías se sucedían en la pantalla gigante, sonaba ‘Mario Neta’, el primer track de su último disco, ‘Jueves’.
La energía de la noche estaba en su cúspide. Los saltos debajo y encima del escenario acompañaban a Alvaro Pintos, que no quería pasar desapercibido detrás de la mampara.
En ese momento, Roberto toma un palillo de la bata, corre de lado a lado del escenario, salta, señala al público. Lo está disfrutando y se le nota. Está sonando ese tema que se encuentra en el disco ‘Habla tu espejo’, el de las voces a pesar de las quejas: ‘Roberto’.
Estamos ante un Cuarteto de Nos maduro, que se cuestiona. El Cuarteto de los contrastes, el de los cambios exponenciales y la originalidad que se renueva. Un Cuarteto de Nos reflexivo, que se profesionaliza disco a disco.
Lo podemos ver en ‘Contrapunto para humano y computadora’. El arte poético musical de esta especie de payada, manifiesta un diálogo entre el hombre y la computadora. La crítica se da a la inversa, es la computadora cuestionando nuestro comportamiento humano actual. La computadora que se enfrenta al hombre en un diálogo lleno de contradicciones, y un Musso tratando de defender lo indefendible. La sutil ironía de una máquina creada por el hombre criticando el comportamiento humano que la creó.
Sigue la fiesta en lo del Dr. Hermes
El reciente sencillo lanzado hace unas semanas, fue el encargado de abrir esta segunda parte del show: ‘Fiesta en lo del Dr. Hermes’. Esa fiesta que deja entrever los laberintos por los que transita el poder, donde se entrelazan lo real y lo fantástico, los de adentro y los de afuera, los análogos y opuestos. Todos ellos en un excelente tema que denota la maduración lírica y musical que ha tenido la banda a lo largo de los años.
“Les digo, no era que estábamos aburridos y nos reprodujimos, sino que tenemos un invitado. Luis Angelero en la guitarra. Aparte está presentando su disco que se llama ‘Lejos’, que está en la sala Hugo Balzo del Auditorio Nacional del Sodre el próximo viernes, y el productor del disco es el señor Santi Marrero. Igual este chivo te lo voy a cobrar pero de otra forma, vos sabes que nada es gratis en la vida” – Bromeaba, anunciando a su vez el siguiente tema, mientras se veían billetes de 100 dólares caer en la pantalla detrás del escenario.
Claramente ‘Nada es gratis en la vida’, tampoco los vasos de cerveza que muchos de los presentes disfrutaron y aprovecharon en más de una oportunidad para rellenar.
Vuelve Santiago Travella al centro del escenario para cantar ‘Pobre Papá’, mientras las luces oscilan entre rojos y lilas.
Acto seguido, Musso toma nuevamente su guitarra para interpretar ‘No llora’, dejándonos uno de los momentos más emotivos de la noche.
El recinto se cubrió de estrellas. Ver el Antel Arena iluminado por las linternas de los celulares fue un espectáculo que nos dejó una fotografía mental difícil de olvidar. Roberto, llevándose la mano al corazón, se inclina levemente hacia adelante sin decir palabra.
Su agradecimiento se refleja en la amplia sonrisa que dibuja su rostro.
De la euforia y el pogo, se pasó así a la nostalgia y el recuerdo, tiñendo el parate de humor y referencias a otros tiempos. Esa mezcla rara de sentimientos que señalan la vigencia de acontecimientos pasados. Casi como en una ensoñación, los más veteranos se conectaron con su Yo más joven, aquel de fines de los ’90.
Con todos los músicos sentados sobre el escenario, baja Alvin de su puesto de batero, para interpretar ‘Yo soy Alvin, el batero’, interactuando entre bromas con sus compañeros y el público presente.
Así siguió la fiesta con ‘Apocalipsis Zombie’, ‘Gaucho Power’, ‘Me amo’ y la querida ‘Invierno del ’92’.
“Para los que vinieron engañados, y no saben dónde están, les cuento. Somos El Cuarteto de Nos, a veces raros, a veces bipolares, a veces porfiados, siempre medios zombies, hablamos con nuestro espejo, el Dr, Hermes nunca nos invita a su fiesta, pero no nos importa nada. Porque la verdad estamos felices acá arriba del escenario y compartiendo con todo el calor de ustedes y no precisamos nada más. Muchas gracias queridos, bienvenidos a la fiesta.”
Dicen que para el final se guarda lo mejor. Pero lo cierto es que lo mejor lo comenzamos a vivir desde el primer minuto, en una recorrida de dos horas por más de 20 años de grandes éxitos, estrenos y temas de culto.
Para el fin de fiesta ‘Llegó papá’ y la infaltable ‘Yendo a la casa de Damián’.
Ya lo habían pedido entre gritos en más de una ocasión en el correr de la noche: “Puede ser”, había contestado Musso en una oportunidad.
Y fue nomás. Los celulares se alzaron queriendo inmortalizar años contenidos.
Sonaba ‘Bo Cartero’.
Así se despedía El Cuarteto de Nos de la última de sus tres noches en el Antel Arena. ¡Hasta la próxima!