Con la resaca del día anterior y el sol pegando fuerte, sobre las 14 horas el aeródromo de Santa María de Punilla dio inicio a la segunda jornada del Festival con los shows de Coral, Sol Alac, Ruda y Leti Vocos.
Mientras los primeros en llegar caminaban lento por el predio, los food truck dispuestos en el patio de comidas calentaban la cocina para quienes se dispusieron a almorzar luego de hora y media de atasco para arribar al lugar.
El segundo día se vivió con menos concurrencia, pero no por ello con menos agite.
La Casita del Blues contó con más público que el día anterior. Allí se destacaron Melanie Williams, Ssarco, Déborah Dixon & Patán Vidal; y Javier Malosetti, quién interpretó algunos temas de su último disco ‘Malosetti & La Colonia’, ganador de un premio Gardel como mejor álbum de jazz.
El escenario Nueva Tinta dio lugar a las nuevas generaciones del Trap. Con algunos cambios de horario, sobre las 22 horas Dillom hizo lo suyo agitando a un público jóven con temas como ‘La Primera’, ‘Coach’ y ‘Pelotuda’, entre otros.
Mientras enfrente, impacientes y al grito de “Vamos Las Pelotas”, los fanáticos esperaban que les permitieran entrar a la carpa donde actuó la banda. Otro día en el que, el predio les quedó chico, y muchos quedaron afuera, apretándose en un pogo que parecía no tener fin.
El escenario Sur, con una concentración mas pop, nuevamente tuvo algunos problemas de sonido, provocando un retraso de hasta unos 45 minutos, principalmente cuando le tocó el turno a Love of Lesbian. Los españoles intentaron comenzar el show en varias ocasiones, pero la ausencia de sonido en uno de los micrófonos terminó retrasando aún más su aparición. Finalmente y luego de un cambio de equipos dieron comienzo a su actuación, que contó con poca convocatoria.
En el escenario Norte tuvo lugar la vieja escuela del Rock y al cierre de la Mona Jiménez a puro cuarteto. Demostrando un día más la apertura de estilos a la que apuntaba este Cosquín Rock.
Somos Hijos del Rock
Con el calor que se intensificaba a media tarde, en el escenario Sur, y pese a que su antecesor, 1915, se había retrasado unos 10 minutos , sobre las 16 horas hizo su aparición Natalie Pérez.
Antes pasó Sol Alac, quién fue la encargada de abrir el show, y los chicos de Ainda, quienes también debutaron en el festival.
Natalie entró algo tímida. Su voz suave se proyectaba lo necesario para que el público la escuchase.
Campera y pantalón de Jean, y unos grandes lentes de marco rosa que hacían juego con el pañuelo atado en la cadera izquierda.
La cantante, que también tiene en su haber duetos con figuras de diversos géneros musicales, ha compartido escenario con figuras del rock como Andrés Calamaro, Coti Sorokin, Santiago Motorizado, Fabiana Cantilo y NTVG.
Tema a tema se fue soltando, y al ritmo de ‘Ultimo día’, ‘Algo tiene’, ‘Te quiero y nada mas’, o ‘Que se vaya’, hizo bailar a los presentes que le pidieron una más al finalizar.
“¡Qué fiesta, me hicieron muy feliz!” – se despidió, luego de haber preguntado a la producción si podía hacer un tema más, ante los aplausos continuados.
Luego hizo su aparición Nafta con su conjugación neo soul y clásico, y seguidamente Acru con su freestyle, que también estuvo presente. Por el escenario sur la gente iba y venía. Mientras en el Norte sonaba Airbag, Acru agitaba las manos de todos los presentes en el extremo opuesto.
Entre tema y tema se pudo escuchar una versión de ‘Balada del diablo y la muerte’ interpretada por Airbag, cosa que no pasó desapercibida por algunos de los que estaban disfrutando del joven rapero, que corearon el estribillo.
“Somos hijos del rock y tenemos respeto de venir a pararnos a este escenario. Pobres lo que quieren separar lo que está pasando con la musica entre los jovenes. Viva la musica de nuestro país”
Palabras de Acru al finalizar su actuación en el Cosquín Rock 2022.
La fusión de estilos musicales, la diversidad de géneros, edades y cruces generacionales fue algo que estuvo presente el fin de semana. Jóvenes que fueron a ver a Wos el día anterior, ayer coreaban con Divididos y terminaron levantando polvo con La Mona. Hubo de todo.
Horas de puro Rock para la nostalgia
Poco antes de que el sol descendiese entre las sierras, y con un cielo totalmente despejado, la banda de los hermanos Sardelli fue la banda encargada de comenzar a llenar el escenario Norte.
‘Intoxicarse’ fue el tema escogido por Airbag para abrir su breve presentación.
La gente continuaba acercándose al escenario en tanto que se escuchaban temas como ‘Por mil noches’, ‘Noches de insomnio’ y ‘Cae el sol’.
Entre la multitud se alza un cartel donde se puede leer “Armido soy tuya”, dedicado al cantante, que por momentos se perdía entre la nube de humo que salía del escenario.
Finalizaron con ‘La Partida Gitana’ y ‘Solo Aquí’. Para ese momento, el público había aumentado considerablemente.
Rápidamente llegaron banderas que se fueron ubicando en el centro. Banderas de varias provincias que decían presente, una bandera Uruguaya, y otras dos de los cuadros de fútbol Peñarol y Nacional, que se agitaban con fervor. Era el turno de La Vela Puerca, al mismo tiempo que seguían tocando los españoles de Love of Lesbian en el extremo opuesto.
La Vela es una banda que siempre convoca, donde las banderas se agitan, y el pogo está asegurado.
Sonaron grandes éxitos como ‘Va a acampar’, ‘Sobre la cien’, ‘Sin avisar’, ‘Zafar’, ‘LLenos de Magia’, ‘Por la ciudad’, y ‘El viejo’.
Unos temas antes, algunos ya se iban al escenario Sur a la espera de Fito, que se había retrasado bastante. No obstante, el cierre a toda fiesta se dio con ‘El profeta’, y para ese entonces, el pogo parecía de nunca acabar.
Le seguirían Divididos y la Kermesse Redonda, trayendo esa nostalgia de los años del rock de la vieja escuela.
Si La Vela había agitado el escenario Norte, Divididos lo enloqueció. Arrancó con Himno Nacional Argentino interpretado por Ricardo Mollo y Orquesta Filarmónica de Mendoza, proyectándose en las pantallas gigantes a los laterales del escenario. Momento en el que las voces de todos se unificaron, a la vez que Ricardo recorría de lado a lado el escenario con su guitarra y una gran sonrisa dibujada en el rostro.
Sin prisa pero sin pausa comenzaron a tocar ‘Sobrio a las piñas / Quién se tomó todo el vino’. Interpretaron un total de 19 temas, por los que pasaron ‘El 38’, ‘Rasputín’, ‘¿Qué tal?’, ‘Paisano de Hurlingham’ y ‘Haciendo cosas raras’, para finalizar con ‘Ala Delta’.
Divididos copó el escenario norte. Lo dejó a punto para La Kermesse Redonda, quien no pudo haber hecho mejor elección que arrancar con ‘La bestia pop’.
También sonaron ‘Gulp’, ‘El infierno está encantador esta noche’, ‘Ñam fi frufi fali fru’, ‘Música para pastillas’, y ‘Todo un palo’, entre otros grandes éxitos del rock.
A esa hora, el escenario Norte era más Cosquín Rock que nunca.
Fito y un momento emotivo
Sobre las 19:30, cuando la luna creciente se alzaba sobre las sierras, y el sol comenzaba a ocultarse tras el horizonte, el escenario Sur tuvo uno de los mayores picos de convocatoria.
Al grito de “ole ole, ole, Fito, Fito”, se alzaban los brazos. De fondo sonaba ‘Soy de la ciudad’, en un también multitudinario escenario norte. Mientras esperaban a que Fito hiciese su aparición, la gente disfrutaba de La Vela que parecía estar tocando ahí.
Existió un punto de congruencia ubicado en el puesto de agua potable que estaba frente al escenario Córdoba. Si uno cerraba los ojos y daba rienda suelta a los sentidos, se podía escuchar una psicodelia musical que provenía del rock de la vieja escuela del escenario Norte, la música urbana del escenario sur y la electrónica del puesto de Personal.
Sobre las 19:52 hizo su aparición Fito Páez. Agradeció la importancia de que luego de duros dos años de pandemia, se realizara un festival que junte a tantos músicos de diferentes estilos, brindándole un fin de semana de alegría a tanta gente que necesitaba la vuelta de estos eventos multitudinarios.
“¡Qué hermosa es esta fiesta popular argentina!”– fueron las palabras escogidas para dirigirse al público.
También recordó a Charly y a Luis Alberto Spinetta, en uno de los momentos más emotivos del día. Fito se colocó una remera que recibió de alguien del público. La remera de color negro, tenía estampadas las caras de Charly y Spinetta en el dorso. Gesto que emocionó a quienes se habían acercado al escenario para verlo.
Sonaron temas como ‘Vamos a lograrlo’, ‘El chico de la tapa’, ’11 y 6′, ‘Al lado del camino’, ‘El amor después del amor’, ‘Circo Beat’, ‘Brillante sobre el Mic’, ‘Ciudad de pobres corazones’, ‘A rodar mi vida’, ‘Mariposa Tecknicolor’, ‘Y dale alegría a mi corazón’ y ‘Los años salvajes’.
Con su singular manera de moverse en el escenario, también acompañado de su piano, el músico rosarino participó de uno de los shows más concurridos del día, luego de 9 años de no presentarse en el festival.
La música que nos une
Ya entrada la noche, Miranda transformó el predio en una disco. Mucha purpurina, energía a tope, tres cambios de ropa y un final a puro papel plateado. No fue necesaria la bola de espejos, el brillo sobraba y la gente se agolpaba cada vez más. El aeródromo ya estaba colmado y el público entre escenarios conformaba casi una única masa que saltaba y bailaba entre la diversidad de estilos y géneros.
Entre cambios de horario en el escenario Norte tras la ausencia de Rata Blanca (que fue sustituída por La Kermesse Ricotera) y algunos problemas de sonido que se fueron solucionando en el escenario Sur, los shows de La Mona Jiménez y María Becerra se superpusieron.
El frío iba en aumento pero la temperatura del aeródromo subía cada vez más. Aún esperando la aparición de Becerra, estallaron las luces del escenario Norte e hizo su aparición La Mona.
Como si de memoria muscular se tratara, los cuerpos comenzaron a moverse solos. Y esperaron a Maria Becerra bailando cuarteto y cantando ‘Que Ironía’.
Pasada la medianoche la joven de 21 años oriunda de Quilmes, hizo su aparición y la convocatoria fue arrolladora.
El multitudinario escenario Sur que vio recorrer a Maria Becerra y su cuerpo de baile, cerró pasadas las 3 de la madrugada de hoy con Los Espíritus, demostrando que la música nos une pese a cualquier diferencia.
Por su parte, la Mona Jiménez se despachó con una larga lista de temas, entre los que no faltaron ‘Beso a beso’, ‘La huella’, ‘Ramito de violetas’, ‘La Mona es un muchacho de barrio’, ‘El marginal’ o ‘El renegado’.
La Mona se sacó las ganas, bailó todo lo que el cuerpo le dio, se lo veía cansado, pero no paró de cuartetear. Se tomó el tiempo para saludar a su gente, leer los carteles que se alzaban, escuchar lo que le gritaban y tratar de responder.
Hubo cambios de vestuario, agradecimientos, cantaron Juanse, Micky Rodríguez, y para el gran final se le sumó José Palazzo, para interpretar junto a todos ‘Quien se ha tomado todo el vino’ y nuevamente ‘Beso a beso’.
La música tiene eso que revitaliza. La música se disfruta y se baila; rompe las barreras generacionales y de estilos, es diversidad, es fusión. La música es cultura y la cultura somos todos.
Volvieron los festivales, volvió la música en vivo, y ¡volvió la gente!