Anoche Punta del Este descansaba serena bajo la luz de la luna llena. A pocos metros del mar, con la brisa fresca de un otoño que se hace notar, sobre las 20:30, el Enjoy recibía a los primeros espectadores que asistieron al espectáculo.
Familias vacacionando en la costa, grupos de amigos, extranjeros huéspedes del hotel y algunos que viajaron desde diversos puntos del país exclusivamente para el show. Poco a poco se iban acomodando en el recinto.
Dentro, el clima era otro. Complicidad familiar, muchas selfies y una excelente iluminación que proporcionaba el ambiente ideal para disfrutar de una noche de relax, pop y bachata.
A las 21:20 aparecieron sus 4 bailarines en escena para dar comienzo a la intro de ‘Perdimos el control’, tema con el que abrió el show. Minutos más tarde, aparecía desde el fondo del escenario la figura de Baute, vestido de traje negro, con su elegancia característica. La reacción fue inmediata: gritos apasionados que se hicieron sentir más allá de la sala.
El cantante peina ligeramente su pelo hacia un costado, se lleva la mano al bolsillo y luego de lanzar una guiñada, comienza a seguir a los bailarines.
Empezó algo serio y bajo de energía. Por momentos parecía que estaba demasiado concentrado en seguir la coreografía para que saliera perfecta, sin dar paso a equivocación alguna. Desplegaba movimientos coordinados, pero que no terminaban de liberarse.
Siguió con ‘Angelito’, el segundo track de ‘Dame de eso’, su cuarto álbum solista. En mitad de la segunda fila, un grupo de chicas se encargaba de encender la noche. Mucho baile desde la butaca, gritos y aplausos, que comenzaban a robarle más sonrisas al cantante. No se tardaron en llegar los halagos y los “te amo” a todo pulmón.
“Buenas noches, gracias por venir. Espero que se olviden de los problemas, estas horitas son nuestras, así que espero que disfruten y canten con nosotros.” – fueron las primeras palabras con las que se dirigió a los espectadores.
Acto seguido, tomó su guitarra para interpretar ‘En el buzón de tu corazón’, mientras despliega una gran sonrisa que recorre el espacio de lado a lado. Una pequeña bandera de Venezuela se alza sobre el lado derecho y Carlos, al verla, asiente con la cabeza mientras hace una guiñada y le tira un beso.
Sobre el medio se agita una bandera de Brasil, y más al fondo un grupo de chicas buscan adelantarse hacia las primeras filas, por el pasillo central. El deseo de intercambio y baile estaban latentes.
El Carlos Baute que conocemos
‘Me pones tierno’ es un tema del sevillano Rasel, en el que Carlos Baute colaboró para su disco disco debut, y el tema que a continuación interpretó.
Con las luces frontales iluminando al público en intervalos cortos, era más que evidente que el nivel de energía subía a pasos agigantados.
Baute se acerca al borde del escenario y le canta a la primera fila, como si lo hiciera al oído. Se suelta, busca entre las miradas del público, la complicidad. Vuelve a peinar su cabello a un costado y libera el movimiento de caderas. Lleva el ritmo caribeño en la sangre y es además, un muy buen bailarín. Algo que no se puede negar.
Aparecía el Carlos Baute que conocemos todos, el de la gran sonrisa y las poses de pasarela en el escenario; el que busca seducir moviendo el cuerpo y se aferra a sus fortalezas. Es un hombre guapo, lo sabe; y devuelve el cariño con guiños y besos en el aire.
Los bailarines vuelven a escena, donde los ritmos urbano-caribeños se mezclan para dar paso a ‘Perdido’, tema que interpretó junto al panameño Joey Montana para su disco ‘De amor y dolor’, del año 2019.
En este punto el venezolano ya había desplegado todos sus atributos como bailarín, y terminó de confirmarlo cuando cantó ‘Quién es ese’.
En los shows en vivo, especialmente en latinoamérica y más aún, en el Río de la Plata, el público incentiva constantemente el intercambio entre espectador-artista. A través de halagos, peticiones, carteles o banderas; el objetivo es la demostración de afecto y/o admiración más allá de la simple asistencia a un show. Depende del artista que ese intercambio se lleve a cabo. Anoche, Carlos Baute hizo de esas peticiones y comentarios, un ida y vuelta cálido y cercano, que dio lugar a risas y mucho cachondeo.
A lo largo de la noche fue buscando los rostros de quienes le gritaban, “te amo”, “me llamo Marta”, “hoy es mi cumpleaños”, entre piropos o peticiones de algún tema. Y fue respondiendo con un “yo también te amo”, “besos para ti”, y hasta bromear con el hecho de que en cada concierto siempre le piden saludos de cumpleaños.
“A ver, ¿quién está cumpliendo años hoy? Aquí todos empiezan a cumplir años, aniversarios…” – dijo, provocando las risas de los presentes, pero sin impedir que más de una levantara la mano, apropiándose de la fecha.
Hubo tiempo para explicar el por que de algunas canciones, anécdotas personales; y para pedir libertad y paz para su tierra natal, Venezuela. Como en el momento en que cantó ‘Vamo’ a la calle’, un tema que ha animado a la movilización por las calles venezolanas.
Ya con el calor de la sala que iba en aumento ante el ritmo contenido y las ganas de pararse a bailar, se quita el saco para cantar ‘Amarte Bien’, y ‘Dame de eso’, provocando que algunas fanáticas enloquecieran. Y claro, se lo hicieron saber.
Nuevamente otro grupo de chicas busca adelantarse hacia las primeras filas, pero son detenidas por la seguridad del hotel. Sonaban canciones en las que es imposible quedarse sentado. El ritmo hace que se muevan solos, primero los brazos, luego la cadera… y es allí cuando viene el impulso de pararse y correr hacia el escenario para transformarlo en una pista de baile.
Un espacio acústico
Sobre la mitad del show hubo tiempo para un mini acústico, acompañado de un cajón electroacústico, un contrabajo y su guitarra. Detrás, en la pantalla, la imágen de una hoguera en la playa proporcionaba el clima necesario para disfrutar de canciones como: ‘Como decir que no’, ‘Todo se olvida’ y ‘Te quise olvidar’.
Para esta última, como introducción contó que fue una historia real la que inspiró la composición del tema. Un momento en el inicio de su carrera, cuando se vio en la posición de tener que decidir entre su novia o su profesión. La decisión fue escoger su profesión, y buscar olvidar a esa novia en los brazos de otra mujer. Es de allí que surge el tema. Por supuesto no lo consiguió, y es por ello el momento en el que reflexiona “Que absurdo y que tonto pensar que con otro cuerpo te iba a olvidar”.
Una historia con la que cualquier persona se puede ver reflejada en algún punto de su vida. Quizá por esta razón la canción produjo un momento mágico, donde el coro unísono del público le devuelve al artista sus canciones. O quizá sea porque la lírica en sí encierra la desnudez de una persona sobre un error cometido, buscando aprender de ello quizá sea la pasión sentida de Carlos Baute, que transforma las melodías en experiencias que escapan de él para formar parte de sus oyentes.
Ya sobre el final cantó ‘El chisme’, ‘Te sigo pensando’, ‘Y te pido perdón’. Canciones que cantó en colaboración con Chenoa, Marta Sanchez y Juan Magán respectivamente, a través de la pantalla gigante, mientras se sucedían las imágenes de los videoclips.
Cuando parecía que la noche no podía ir a mejor, Baute realiza un cambio de ropa. Cómodamente vestido de gris, con una remera y un jogging, aparece por el lado izquierdo del escenario y ya se puede deducir: es momento de bailar.
En un instante cargado de ternura, una pequeña niña se acerca al borde del escenario, extiende su mano para saludarlo y Carlos le devuelve el gesto con un beso. La ilusión reflejada en su rostro mientras volvía a su lugar, nos dejó uno de los momentos más bellos de la noche.
No obstante, faltaba algo. El show no podía terminar dejando el impulso contenido y las ganas de liberar el cuerpo.
Sobre el lado izquierdo un grupo de chicas aparece bailando y se coloca delante, en el espacio entre el escenario y las butacas de la primera fila. Ese fue el puntapié inicial para que todos aquellos que se morían de ganas por pararse a bailar, continuarán la iniciativa y se fueran al frente.
‘Amor y Dolor’, ‘Te regalo y por supuesto’, para el gran final ‘Colgando en tus manos’.
Desde el fondo, Baute parecía perderse entre la gente. Cantaba para todos y todos cantaban para él.
Mucha alegría y movimiento de cadera nos dejó el pase de Carlos Baute por Punta del Este, y las ganas de seguir bailando, porque cuando los momentos se disfrutan en cuerpo y alma, siempre queremos más.
Será hasta la próxima, cuando los movimientos caribeños, la sonrisa amplia, y la alegría sacudan nuevamente suelos Rioplatenses.