Bonnie Raitt ha sido una figura importante en la música durante más de cinco décadas. Su habilidad en la guitarra y su estilo vocal distintivo han dejado una huella indeleble en la música.
El sonido distintivo de Raitt se basa en una mezcla de blues, rock, folk y country; y su habilidad para el slide en la guitarra, es legendaria. Comenzó a tocar la guitarra a los 12 años y se enamoró del blues después de ver a Sippie Wallace en un concierto en Los Ángeles. A lo largo de los años, ha perfeccionado su técnica y ha colaborado con algunos de los mejores músicos de blues del mundo.
A fines de los años 60 y principios de los 70, la escena musical estaba experimentando una gran transformación, impulsada por el rock, el blues y el folk. Y Bonnie, siendo una de las primeras mujeres reconocidas como una gran guitarrista, supo abrirse camino en un mundo dominado tradicionalmente por hombres.
Primeros años
Nacida en Burbank, California, el 8 de noviembre de 1949, Bonnie Raitt creció rodeada de música. Su madre, Marge Goddard era pianista, y su padre era el famoso actor de comedias musicales John Raitt.
Raitt comenzó a tocar la guitarra a los 8 años. Una guitarra Stella, que recibió como regalo de Navidad en 1957. Pronto se interesó por la música de blues, influenciada por artistas como Sippie Wallace y Mississippi Fred McDowell. A finales de los ’60 se matriculó en la Universidad de Harvard, donde se involucró en la escena musical de la ciudad de Cambridge y comenzó a tocar en clubes locales.
En esa época, la escena musical de Los Ángeles estaba en pleno auge, con bandas como The Eagles, Fleetwood Mac y The Doors liderando el camino. Fue en ese momento cuando Raitt comenzó a forjar su propio sonido y estilo, mezclando el blues, el rock y el folk. Su destreza con la guitarra y su sensual slide le darían una identidad única.
A mediados de los años 70, se había convertido en una artista establecida en la escena musical de Los Ángeles, tocando en clubes como The Troubadour y The Roxy.
A medida que la década de los 70 llegaba a su fin, Bonnie Raitt comenzó a recibir más atención por parte de la crítica y del público. En 1971, Raitt lanzó su primer álbum homónimo, que incluye canciones como “Bluebird” y “Finest Lovin’ Man”.
Bonnie ya se había ganado su lugar en la escena musical de la época, y el respeto de sus colegas. Sin embargo, el éxito comercial tardaba en llegar. En la primera mitad de la década de los ’70, lanzó joyas como “Give It Up”, “Takin’ My Time” y “Streetlights”, pero sin mucho éxito comercial.
No fue sino hasta 1977, con su disco “Sweet Forgiveness” que comenzó a recibir mayor cobertura de la prensa, dándole un empujón comercial.
Sweet Forgiveness
Su sexto álbum, “Sweet Forgiveness”, fue lanzado en 1977 y fue el que le dio el merecido reconocimiento a su talento y trayectoria.
El álbum fue producido por Paul Rothchild, quien previamente había trabajado con The Doors y Janis Joplin. Rothchild le da al álbum un sonido cálido y orgánico que se adapta perfectamente a la voz y la guitarra de Raitt. El álbum presenta una mezcla de canciones originales y versiones, incluida la versión característica de Raitt de “Runaway” de Del Shannon. Una canción clásica de rock and roll que Raitt hace suya. También hay una versión de “Three Time Loser” de Don Covay y una emocionante versión de “Sweet Forgiveness” de Daniel Moore.
Musicalmente, es un álbum que se centra en el blues y el rock, con una mezcla de influencias que incluyen el country y el soul. Raitt es una guitarrista excepcional y en este álbum su habilidad en la guitarra slide se destaca en canciones como “Two Lives”, que es una poderosa balada sobre el dolor del amor no correspondido.
La composición es una de las mejores de Bonnie Raitt. Las canciones son personales e introspectivas y tratan temas de amor, pérdida y redención. Algunas de las mejores canciones originales de Raitt, como “You’re Gonna Get What’s Coming” y “My Opening Farewell”, ambas con letras fuertes y emotivas, muestran la profundidad de su talento como compositora.
El álbum también presenta algunas de las guitarras más poderosas de Raitt. Su trabajo con la guitarra slide es particularmente impresionante y agrega profundidad y riqueza a la música.
“Sweet Forgiveness” es un álbum clásico que ha resistido la prueba del tiempo. Es un triunfo del blues, el folk y el rock. Es un álbum que muestra el talento de Bonnie Raitt como cantante, compositora y guitarrista en su máximo esplendor.