La artista presentó una nueva pieza audiovisual que profundiza el costado narrativo de su último álbum de estudio y aborda el desencanto desde una mirada personal.
Belinda lanzó el videoclip oficial de “Heterocromía”, una de las canciones incluidas en Indómita, su más reciente trabajo discográfico. El estreno suma un nuevo capítulo visual al álbum y propone una puesta en escena que acompaña el relato íntimo que atraviesa la canción, ya disponible en plataformas digitales.
“Heterocromía” se construye a partir de una experiencia de engaño emocional y de la distancia entre las expectativas depositadas en una relación y su desenlace real. La letra aborda ese quiebre desde una perspectiva introspectiva, utilizando la metáfora que da título al tema para representar la coexistencia de dos miradas opuestas dentro de un mismo vínculo. La canción se inscribe dentro de una etapa creativa en la que Belinda explora narrativas más personales y directas.
El videoclip traduce ese conflicto a un lenguaje visual cargado de símbolos. En la historia, la artista interpreta a la pareja de un hombre cuya imagen de adultez y estabilidad se va desarmando progresivamente. A lo largo del relato, queda expuesta una dinámica marcada por la dependencia emocional y el control materno, que condiciona el desarrollo de la relación y pone en evidencia la fragilidad del vínculo.
La figura de la madre ocupa un rol central en la narrativa del video. Su presencia constante refuerza la idea de un entorno rígido y estructurado, donde las decisiones del protagonista masculino están mediadas por la sobreprotección y la imposibilidad de cortar lazos. En ese contexto, el personaje de Belinda aparece forzado a adaptarse, ocultando aspectos de su identidad para encajar en un modelo de pareja aceptable para el entorno familiar.
La acción se desarrolla en una mansión de estética clásica, con rituales formales y una puesta en escena que remite a una apariencia de orden y corrección. Ese universo visual funciona como contrapunto del conflicto interno de la protagonista, subrayando la tensión entre lo que se muestra hacia afuera y lo que sucede en el plano emocional. La narrativa avanza hacia un punto de quiebre en el que la fachada comienza a resquebrajarse.
Hacia el cierre del videoclip, la historia desemboca en una decisión explícita: la protagonista se revela ante la familia de su pareja y expone aquello que había mantenido oculto. Ese gesto marca el final de la relación y el inicio de una etapa de autonomía personal, desligada de las expectativas ajenas y de la necesidad de validación externa.










