Amy Winehouse, la voz única del soul y R&B, conquistó al mundo con su estilo y personalidad. Su música es una expresión de su dolor y el sufrimiento de su alma, que plasmó en cada nota.
Nacida en Londres en 1983, Winehouse comenzó a mostrar interés en la música desde una edad temprana. A la edad de 16 años comenzó a actuar en clubes de jazz locales. En 2003, lanzó su álbum debut “Frank”, que fue bien recibido por la crítica y le valió una nominación al Mercury Prize. El álbum fue inspirado por el jazz y el soul de la década de 1950 y presentó una combinación de temas originales y versiones de canciones de otros artistas.
Sin embargo, fue su segundo álbum, “Back to Black” (2006), el que la catapultó al estrellato internacional. Con éxitos como “Rehab” y “Back to Black”, Winehouse se convirtió en una figura destacada en la música pop y en una influencia para muchos artistas emergentes. El álbum fue una salida más hacia el soul y R&B, y presentó una producción más pulida y sofisticada que su álbum debut. “Back to Black” fue un gran éxito comercial y crítico, llegando a número 1 en las listas de todo el mundo y ganando cinco premios Grammy.
A pesar de su éxito, Winehouse luchó con problemas personales y adicciones durante gran parte de su carrera. El abuso de sustancias, las relaciones tumultuosas y la presión de la fama la llevaron a un comportamiento errático y preocupante, lo que resultó en varios arrestos y problemas legales.
Embed from Getty ImagesEn 2008, Winehouse se retiró temporalmente de la música para recibir tratamiento por su adicción y problemas de salud mental. Sin embargo, continuó luchando con sus demonios personales y finalmente murió de una intoxicación por alcohol en 2011 a la edad de 27 años.
El último proyecto de Amy Winehouse antes de su muerte fue un álbum que estaba trabajando con el productor Salaam Remi. El álbum, titulado “Lioness: Hidden Treasures”, fue lanzado de manera póstuma en diciembre de 2011, cinco meses después de su muerte.
Una mirada en profundidad a “Lioness: Hidden Treasures”
“Lioness: Hidden Treasures” es una colección de canciones inéditas, demos y colaboraciones de toda la carrera de Winehouse. El álbum incluye versiones alternativas de algunas de sus canciones más conocidas, así como algunas grabaciones nuevas. También incluye una versión de “Body and Soul” de ella con el legendario cantante de jazz Tony Bennett, que se convirtió en su última grabación antes de su muerte.
El lanzamiento del álbum recibió críticas mixtas. Mientras que algunos elogiaron la producción y el tributo al difunto cantante, otros expresaron su malestar por la extraña sensación de que Winehouse no está completamente presente en el álbum. De hecho, algunos han ido tan lejos como para sugerir que el álbum retrata una versión depurada y editada de la verdadera Amy Winehouse.
La producción minimalista del álbum presumiblemente tenía la intención de revelar a la “verdadera” Amy Winehouse. Sin embargo, el efecto es una versión digital del la cantante que se siente casi como un fantasma. Si bien la voz y la personalidad de Winehouse están presentes, están distorsionadas y distantes, creando la impresión de un holograma o una muestra de un artista fallecido.
Además, el álbum de Lioness parece editar el legado y la expresión artística de Winehouse. Su subversión de la música soul, su franqueza identificable y su estética grunge están ausentes en el álbum, reemplazadas por versiones desinfectadas de sus canciones que las despojan de su alma y emoción. El resultado es un álbum que presenta una descripción saneada y unilateral de la cantante, ignorando los matices y las complejidades que la convirtieron en una artista única y convincente.
El momento del lanzamiento y la atención de los medios se sintió explotador e insensible. Como si, incluso después de su muerte, Amy Winehouse siguiera siendo objeto de fascinación morbosa y explotación comercial.