Luna Menguante, el nuevo disco de Juárez

Luna menguante‘ es un disco para escuchar en la nocturnidad de esos rincones olvidados y adentrarse en la profundidad de los pensamientos más escondidos. 

Una psicodelia de rock, pop, indie, punk, country, folk. Juárez no se etiqueta ni se queda mucho tiempo en el mismo sitio. Como buenos músicos, las influencias son variadas, y cada uno de sus integrantes aporta desde un lugar distinto. Sus composiciones surgen de esa mezcla que se produce y los aleja de cualquier sonido mainstream.

La banda originaria de Pamplona formada por Cristina Aranguren (guitarra y voz), José Palanca (guitarra y voz), Izaskun Munarriz (sintetizador, percusiones y voz), Íñigo Maya (batería y percusiones) y Alberto Rodríguez (bajo), lanzó el pasado 4 de febrero su nuevo álbum ‘Luna Menguante’.

Once composiciones en las que apuestan por la complejidad de las melodías.

La luna Menguante de Juárez

No es fácil transformar el misterio y magnetismo de la luna en canciones. La musa a la que se le ha rendido culto desde tiempos remotos y a la que tantos poetas le han dedicado versos.

A veces rojiza, otras blanca, amarillenta, cobre o violácea, la tonalidad de la Luna se transforma frente al ojo humano, y hechiza a quién se detenga a contemplar su incomparable belleza.

Símbolo de lo oscuro, siniestro y demoníaco, la luna menguante también representa un fin de ciclo. La culminación de una etapa y, al mismo tiempo, el inicio de otra.

Todas estas ideas están presentes en ‘Luna Menguante’, un disco que transita por la nocturnidad, los cambios, lo onírico, y la soledad de los pensamientos.

La dualidad luz – sombra es una constante en la discografía de Juárez. Concepto y simbolismo que forman parte de su esencia. En ‘Luna menguante, desde la portada del disco advertimos esta dualidad. Una suerte de “The dark side of the moon” made in Pamplona, dotada de una sonoridad caleidoscópica.

Quién sabe si este, su quinto disco, será un cierre de ciclo, y en el futuro nos encontraremos transitando otros caminos. Si hay algo seguro, es que Juárez no se puede categorizar.

Nébula

En el primer track del disco, Juárez pisa el acelerador y dispara sin parar a ritmo continuo de guitarras eléctricas y sonidos algo sucios, por una niebla espesa y angustiosa.

Nébula es la contradicción entre la densidad de los pensamientos oscuros, imprecisos, desesperanzadores, y la liviandad de un vuelo etéreo que busca la huída.

En este cúmulo de difusa apariencia, carente de sueños y sin tregua, la voz de Cristina rasga cada nota, sin detener el ritmo, sin dejar un segundo librado a la contemplación de ese pasado abrumador. 

“A esos días muertos no quiero volver más”, proclama, como disparador que nos mantiene en la huída.

Duerme entre tú y yo

El clima cambia completamente en ‘Duerme entre tú y yo’. Una melodía que respira frescura, luego del vaho de Nébula.

Sintetizadores que irradian un brillo psicodélico que eleva. Melodías ligeras con tintes futuristas, que brindan la sensación de estar levitando en el cosmos.  

Tan lejos de casa

Un pop de los viejos tiempos, una melodía alegre, el recuerdo de un presente constante.

Los graves de José cobijan la sensación de estar lejos de casa y proporcionan el balance exacto para hacer de ‘Tan lejos de casa’ una reminiscencia noventera de los que caminan sin ir a ninguna parte.

La historia interminable

Una canción optimista, esperanzadora, con tintes luminosos. Mucho queda por hacer, y poco a poco la niebla se dispersa hasta desaparecer casi por completo. La atmósfera densa y oscura del comienzo se disipa. 

La unión y la afectividad están presentes en un tema que enlaza la confianza en el cambio.
Planta la idea de que hay mucho cielo por conquistar mas allá de esta luna menguante, y quién sabe, si como de un presagio se tratase, nos encontraremos muy pronto con un Juárez totalmente innovador.

Crucificarte

‘Crucificante’ cubre de sombras esa historia interminable, pateando la posibilidad de un fin, de la muerte de un amor. La meseta de un disco que transcurre entre luces y sombras.

Hay letanía, hay algo de country que se escapa entre acordes y la reflexión serena del tiempo perdido y lo que no fue.

Laberinto sin final

Inquietas melodías y un riff del que es imposible escapar. Una atmósfera vivaz comienza a generarse, y recae en la reivindicación de los amores eternos.

Nuevamente los aires esperanzadores invaden este sexto track, que busca disipar la oscuridad y el miedo.

Luna fría

‘Luna fría’ nos introduce en el mundo onírico, tan presente en Escafandra (2014) y en Caléndula (2016), sus trabajos anteriores. 

Hay una especie de llamado celestial que se escucha desde las profundidades y que invita al abrigo. Los timbales son un llamado a la congregación, la atmósfera instrumental proclama salvación, seguridad, refugio; para terminar en el júbilo de los sintetizadores.

Estela

Nuevamente la dicotomía entre luz y oscuridad, esta vez planteada en un universo acuático, por el que las cuerdas nos van guiando.

Hay una reorganización y deseos de cambio, hay transformación y una invitación a contemplar, a brillar dentro en la oscuridad.

‘Estela’ es la materialización de lo etéreo hecha canción.

La luz de Abril

Una sucesión de imágenes nocturnas nos invade. 

Como si de una alucinación se tratase, cada acorde transita por el universo underground.

Hay western y melodías futuristas, voces poco definidas que se pierden en el bajo, casi como una prolongación de este

Invierno

Con aires de folk rock, donde la niebla cae y la añoranza revoluciona las emociones. ‘Invierno’ busca definir y entender aquello que no se ve, ni se puede medir.

La relatividad del tiempo ante la presencia o ausencia de seres amados, nos transporta hacia un lugar lejano, donde podemos ser meros observadores de la realidad que crean nuestros pensamientos.

Invierno’ es para escuchar frente al fuego, mientras la nieve va dibujando estrellas tras el cristal.

Caléndula II

‘Caléndula II’ es una balada acústica de tinte espectral, el fin del disco, el cierre de un ciclo lunar, y el comienzo de otro. “Hay veces que todo vuelve a empezar”, reza el tema, reafirmando la simbología de ‘Luna Menguante’.

Prolongación del tema que lleva el mismo nombre, procedente de su primer disco; construída entre la sencillez de una guitarra y una voz. Es sin duda, la mejor elección para terminar de escuchar el que sea quizá su mejor disco.

Luna menguante‘ es un disco ecléctico que transita por momentos de euforia, nostalgia, alegría, tristeza, angustia, esperanza y dolor.
Un disco que nos lleva hacia los lugares más oscuros y con la misma intensidad viaja hacia la luz, intentando encontrar ese balance en el que las emociones no pesan.

La huída de un pasado angustioso, la liviandad de un recuerdo que se nos presenta lejano, el cobijo y el refugio proyectado en el deseo de un futuro mejor.

‘Luna menguante’ es, sin lugar a dudas otro ciclo que culmina, como todo ciclo, donde éste empezó.