En la historia del rock hay álbumes que se desvanecen con el tiempo, otros que resurgen esporádicamente y unos cuantos elegidos que parecen inmunes al paso de los años. Nevermind de Nirvana pertenece a esta última categoría. Más de tres décadas después de su lanzamiento, sigue acumulando récords y dejando claro que el grunge no fue solo una fase pasajera, sino un golpe irreversible en la industria musical.
Recientemente, Nevermind alcanzó un nuevo hito: se convirtió en el noveno álbum en la historia en pasar 700 semanas en el Billboard 200. Piénsalo por un momento: más de 13 años acumulados en las listas, compartiendo el exclusivo club de longevidad con discos de leyendas como Bob Marley, Journey y Eminem. No es solo un testimonio de la calidad del álbum, sino también de su capacidad para seguir conectando con nuevas generaciones.
Pero la presencia de Nirvana en los charts no se limita a EE.UU. En el Reino Unido, Nevermind sigue escalando posiciones en múltiples rankings. Actualmente, ocupa el tercer puesto en la lista de Rock & Metal Albums y se mantiene dentro del top 100 de los más vendidos en formato físico. Y no está solo. In Utero, Unplugged in New York y su Greatest Hits también han resurgido en las listas británicas, demostrando que la banda de Kurt Cobain sigue dominando, incluso en una era dominada por el streaming.
Es fácil atribuir este fenómeno a la nostalgia, pero hay algo más profundo en juego. Nevermind no solo marcó el inicio de la era grunge, sino que también mató el hair metal de los 80 y abrió las puertas a una nueva sensibilidad musical. Su impacto fue inmediato—en enero de 1992 destronó a Dangerous de Michael Jackson del número uno en Billboard—pero su relevancia no ha menguado con el tiempo.
Si hay algo que la cultura pop nos ha enseñado es que pocos artistas logran trascender su época y convertirse en entidades atemporales. Nirvana es una de esas raras excepciones. Cada vez que un adolescente toma una guitarra y rasguea los acordes de Smells Like Teen Spirit, el ciclo se reinicia. Cada vez que alguien se sumerge en la angustia y autenticidad de Come as You Are, el mito de Nirvana se renueva.
Treinta años después, Nevermind sigue recordándonos que no se necesita perfección para hacer historia. Solo se necesita un riff demoledor, una batería explosiva y un grito visceral que resuene a lo largo de generaciones. Nirvana no solo sigue vivo en los charts; sigue vivo en la esencia misma del rock.