*Lali durante su segunda noche en Vélez, presentando “No vayas a atender cuando el demonio llama” | Foto: María Noel Robaina
Cuando se habla de fenómenos pop en Argentina, la conversación suele girar en torno a artistas que han sabido capturar el pulso del momento. Pero lo de Lali ya no se trata solo de eso. Lo de Lali es otra cosa. Es una narrativa que se escribe en tiempo real, con estadios llenos, discursos que erizan la piel y un show que parece más una declaración de principios que un simple concierto.
Después de dos Vélez completamente desbordados en mayo y de agotar en tiempo récord la tercera función para septiembre, la artista anunció una cuarta fecha para el 7 de ese mes. Sí, otra vez Vélez. Cuatro veces el mismo templo futbolero convertido en escenario pop, y todavía parece no ser suficiente para contener la devoción que despierta.
Con su último disco (el provocador “No vayas a atender cuando el demonio llama”) Lali se sacudió de encima cualquier expectativa ajena y se arrojó al vacío con una propuesta sonora y estética que desafía la fórmula segura. El álbum es una montaña rusa donde el pop convive con el rock, el dramatismo con la ironía, y la confesión con el espectáculo. Ese mismo espíritu se traduce con una potencia demoledora en el vivo.
Lo que ocurrió en Vélez fue un statement. Un manifiesto en luces, beats y escenografía. Un golpe en la mesa que reafirma a Lali como algo más que una artista mainstream: un ícono generacional que juega con las reglas del pop… y las desarma cuando quiere.
La puesta en escena fue, por momentos, cinematográfica. Más de 30 performers en escena, invitados que cruzan generaciones (de Dillom a Miranda!, de Joaquín Levinton a Taichu), 31 canciones en un recorrido que abarca más de una década de carrera y la aparición estelar de Moria Casán, porque claro, si vas a hacer del escenario una misa, necesitás una sacerdotisa.
Y sin embargo, entre tanto despliegue, lo que permanece es la conexión visceral con su público. Esa misma multitud que corea con entrega religiosa, que agita banderas, brilla en cada plano y no se guarda una sola lágrima cuando Lali habla:
“En Argentina estas cosas pasan porque tenemos unos huevos enormes y porque tenemos el mejor público del mundo.”
El fenómeno no se detiene en Buenos Aires. La gira 2025 la llevará por Córdoba, Rosario, Mar del Plata, Montevideo y una veintena de ciudades argentinas, antes de cruzar el Atlántico hacia España. Lo de Lali se ha convertido en una campaña itinerante de exaltación pop, pero con espíritu de ritual pagano. Y aunque ya anunció varias paradas, todo indica que el tour todavía tiene nafta para rato. Se esperan más fechas. Más ciudades. Más euforia.
Mientras tanto, las entradas para el 7 de septiembre estarán disponibles desde el viernes 30 de mayo a las 13:00 en Enigmatickets.com. Si la historia reciente sirve como referencia, lo lógico sería moverse rápido. Porque si algo ha quedado claro en este tramo del recorrido, es que Lali no para. Y su público tampoco.
