La Sole: “Quiero volver a nacer como artista”

La Sole

A punto de cumplir tres décadas de carrera, La Sole repasa su historia, proyecta un nuevo renacer artístico y celebra el lazo intacto con su público uruguayo.

Después de dos mil voces coreando un clásico de Mercedes Sosa y de toda la música rioplatense, después de los últimos acordes resonando en el Auditorio Nacional Adela Reta de Montevideo, La Sole se sienta a conversar con la energía aún agitándose en sus palabras. Es una mujer que acaba de demostrar, una vez más, por qué lleva casi tres décadas siendo una de las voces más potentes del folklore argentino. Pero lo que más llama la atención no es solo lo que acaba de hacer sobre el escenario, sino lo que planea hacer cuando cumpla 30 años de carrera el próximo año.

La artista de Arequito habla del escenario como quien describe un hogar: “Ahí arriba me siento poderosa. Es un juego muy lindo, es donde yo me transformo, me la creo para llegarle al público”. Esa dualidad (la figura imponente sobre las tablas y la mujer de pueblo que vuelve a su “búnker” familiar) ha sido una de sus claves para sostenerse casi treinta años sin perder el rumbo.

Muchos artistas me dicen que se sienten vacíos al bajar del escenario; yo me encargué de tener mi vida y mi gente cerca, y eso me salva siempre.

El show de esta noche en el Adela Reta forma parte de una gira especial, un repaso por las canciones que la acompañaron durante toda su trayectoria. Pero no se trata de nostalgia complaciente. “La idea es cantarlas desde otro lugar, verlas desde otro lugar, sentirlas de otro lugar”, explica. “Siento que es como un repaso hasta llegar a cumplir los 30 años que se van a cumplir el año que viene, en donde yo ahí quisiera volver a nacer como artista”.

La declaración suena a manifiesto. Lejos de acomodarse en los laureles de una carrera consolidada, La Sole plantea una reinvención radical: “Mi objetivo es cuando yo cumpla 30 años es no repasar lo que ya hice. Tengo 44 años, me siento joven todavía con ganas, y no me quiero sentar arriba de lo que ya conseguí”.

El arte de no aburrirse

Esta búsqueda constante tiene raíces profundas en su personalidad: “Yo soy una persona que se aburre fácilmente, y me aburro de mí”. Es una confesión que explica mucho sobre su longevidad artística. “Permanecer en el tiempo no es fácil”, reconoce, “entiendo que hay un público muy fiel que tengo desde hace muchos años que está ahí y va a estar siempre, pero también hay que buscar nuevos públicos sin perder el que tenés”.

El equilibrio entre tradición e innovación no es solo una estrategia comercial para La Sole, es una cuestión de supervivencia artística. “Lo más importante en la vida en general, no solamente en la vida artística, es ser honesto con uno mismo y ser lo que uno es, porque es más fácil de sostener eso que un personaje que a lo mejor no sos”.

El contraste entre la artista y la persona es algo que maneja con naturaleza casi teatral: “Me gusta eso de tener… una manera de vivir la vida del artista, que abajo del escenario puede también tener la posibilidad de tener amigos, familia, volver a su pueblo”. Su “búnker en Arequito” se vuelve fundamental para mantener los pies en la tierra: “Yo me encargué durante todos estos años de armar mi búnker en Arequito con mi familia y eso me ayuda mucho”.

Los números hablan por sí solos de una carrera que comenzó cuando era apenas una adolescente. “Todavía me acuerdo en el 96, 97, hice entre enero y febrero 60 shows, trasladándonos de un lado a otro, en aquel momento en combi, en otras condiciones”, rememora. “Hicimos un camino acompañadas mi hermana y yo por mis viejos, que estuvieron ahí”.

Esa época heroica del folklore, de giras interminables y condiciones precarias, forjó no solo a la artista sino también su comprensión del público. “Ya hoy es imposible que lo podamos repetir por un montón de cosas, fundamentalmente porque también el cuerpo no sé si lo aguanta”, admite con pragmatismo.

En Uruguay encuentra un público particular: “Hay un público muy fiel para mí. Lo que vos dijiste, esta intimidad, creo que se dio porque me conocen desde muy chica entonces hay guiños que las canciones mismas nos mandan”. Es la complicidad de quien ha crecido junto a su audiencia.

Hacia el renacimiento

Más allá de su proyecto personal, La Sole percibe algo más grande gestándose: “Hoy más que nada, nuestra música, el folklore, lo que nos une tanto a uruguayos como argentinos, está viviendo un momento de efervescencia. Hay algo que se está gestando”.

Su visión es generosa: “No vamos a ser protagonistas nosotros, siento que el protagonismo lo va a tener gente más joven, pero que nos va a traer un nuevo folklore, una nueva manera de decir que la necesitamos”. Es la mirada de quien entiende que la música trasciende las individualidades.

La percepción sobre los festivales y la experiencia musical también forma parte de sus reflexiones: “Ahora todos los festivales que vienen de afuera hablan de la experiencia, nosotros la vivimos desde siempre. Nosotros vamos a cualquier pueblo del interior de Uruguay o de Argentina y la experiencia está desde que llegás”.

El 2025 marca un punto de inflexión. La Sole anuncia que “hacia fin de año vamos a hacer un festejo de mis 30 años en algún lugar”, pero más importante que la celebración es lo que vendrá después. “Yo sé que la gente va a querer este repertorio, hagámoslo ahora, empachemos de estas canciones ahora y después capaz que algunas queden, pero la idea es poder realmente renacer como artista”.

Es una apuesta arriesgada para una artista que podría vivir cómodamente de su repertorio clásico. “No sé si lo voy a lograr, pero ese sería mi ideal artístico”, confiesa con honestidad desarmante.

Treinta años después de aquella primera vez que se subió a un escenario siendo casi una niña, La Sole se prepara para su segundo debut. Como si las tres décadas anteriores hubieran sido apenas el prólogo de lo que está por venir.

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