Iggy Pop en Buenos Aires: el animal salvaje del rock vuelve a Argentina

Iggy Pop

Hay nombres que no necesitan introducción, apenas una respiración antes del impacto. Iggy Pop es uno de ellos. El cuerpo curtido en cicatrices, la voz desgarrada por décadas de excesos y escenarios, y una presencia escénica que ni el tiempo ha logrado domesticar. Este 12 de septiembre, el Movistar Arena se convertirá en el terreno de una nueva embestida de ese animal salvaje que alguna vez redefinió lo que significaba estar sobre un escenario. Sin coreografías estudiadas ni fórmulas de éxito, Iggy Pop regresa a Buenos Aires con la misma urgencia eléctrica con la que irrumpió hace más de medio siglo.

A sus 78 años, Iggy sigue sin entender el significado de “bajar un cambio”. Y quizás esa es su mayor coherencia. La gira que lo trae de vuelta a la Argentina es una demostración de persistencia, de la supervivencia del cuerpo y el arte frente a un sistema que tiende a consumir, a plastificar y a desechar. En ese contexto, Iggy Pop no es una leyenda del punk: es su encarnación. Todavía.

No se trata de un “greatest hits tour”, aunque los himnos estarán ahí: “Lust for Life”, “The Passenger”, “Search and Destroy”, “I Wanna Be Your Dog”. Sonará ese bajo insistente como una puñalada repetida en el pecho. Pero no se equivoquen: el setlist puede cambiar, improvisarse o volverse caótico, como lo ha sido siempre su estética. A Iggy nunca le interesó sonar “correcto”; le interesa sonar real.

Las entradas están disponibles exclusivamente a través del sitio oficial del Movistar Arena: www.movistararena.com.ar. La preventa comenzó el 8 de mayo a las 10:00 hs, exclusiva para clientes Santander American Express, con la posibilidad de adquirirlas en hasta 6 cuotas sin interés. La venta general estará disponible desde el 9 de mayo a las 10:00 hs para todo el público y con cualquier medio de pago.

Sobre Iggy Pop

Aunque su figura se suele congelar en la postal de los 70 (torso desnudo, músculos tensos, mirada maníaca y sangre en el pecho), limitar a Iggy Pop a su pasado sería una falta de respeto a su presente. En los últimos años ha trabajado con músicos como Andrew Watt, Duff McKagan (Guns N’ Roses) y Chad Smith (Red Hot Chili Peppers), manteniéndose activo, incómodo, desafiante. Su disco Every Loser (2023) no fue un “último suspiro” sino un ladrido furioso, con guitarras filosas y letras que destilan la misma rabia existencial de siempre, pero con la sabiduría de quien ha sobrevivido para contarla.

Y esa crudeza (ese filo sin mango) es quizás lo más punk que queda. Porque verlo a Iggy hoy, con el cuerpo marcado por el desgaste pero con el fuego aún en la mirada, es una lección viva. No de historia, sino de actitud. No de moda, sino de resistencia. Y si hay algo que Buenos Aires sabe hacer, es reconocer a los verdaderos cuando se les presenta la oportunidad.