Por más de medio año, El Bogueto mantuvo silencio. No hubo lanzamientos, ni colaboraciones, ni escándalos reciclados de Instagram. Para un artista que venía escalando posiciones dentro del reggaetón mexicano, esa pausa podía haber sido interpretada como desgaste o repliegue. Pero este julio, la narrativa cambió: con el lanzamiento de Cartier, el músico volvió al ruedo y de paso soltó una noticia que, en otro contexto, podría haber sido solo de interés para su círculo íntimo: será padre por primera vez.
A simple oído, Cartier tiene un beat sensual, bien pulido, en la línea de lo que podríamos llamar “reggaetón de habitación”, y una letra que navega entre la declaración de amor romántico y la ternura paternal. En cartier no hay ostentación de calle, ni códigos crípticos para iniciados, sino un artista que se permite mostrarse vulnerable, sin abandonar del todo la estética urbana que lo posicionó en los rankings.
El videoclip acompaña esa idea con escenas cuidadas: El Bogueto aparece distendido, feliz, lejos del personaje de pose dura. En un ecosistema saturado de hits que repiten estructuras de poder y deseo, Cartier baja el volumen y propone una narrativa menos performática. El amor aquí no se canta desde la conquista o el desamor, sino desde la convivencia, la planificación, el proyecto de familia. Y eso, en un mundo donde muchos de sus colegas siguen rapeando sobre traiciones y cadenas de oro, ya es algo distinto.
Por ahora, este regreso le alcanza para mantener presencia. Su colaboración anterior con Yung Beef sigue acumulando reproducciones, y Cartier probablemente le rinda frutos en un segmento de oyentes que celebran la sinceridad antes que la innovación.
