Si algo ha demostrado el Cosquín Rock en estos 25 años es que el rock argentino no solo sigue vivo, sino que late con la misma intensidad que el primer día. Más de 110.000 almas se congregaron en Santa María de Punilla para celebrar un cuarto de siglo de uno de los festivales más icónicos del país, en un fin de semana que confirmó por qué sigue siendo el epicentro de la música en vivo.
Con seis escenarios y más de 100 artistas, el Cosquín Rock 2025 no escatimó en propuestas. Desde los sonidos renovados del indie y el trap hasta las guitarras estridentes del rock más clásico, la curaduría de este año armó un cruce generacional que celebró la diversidad de la escena. Los Piojos, en su esperado regreso al festival, encendieron la nostalgia y desataron la locura con un show que fue un viaje en el tiempo para miles de fanáticos. Las Pelotas, fieles al festival desde su primera edición, reafirmaron su lugar como estandartes de la música nacional con un set contundente.
El primer día tuvo una seguidilla de momentos memorables. El Mató a un Policía Motorizado, Guasones y Conociendo Rusia hicieron estallar al público con su rock de autor, mientras que Los Auténticos Decadentes convirtieron el predio en un carnaval de pogo y felicidad. No Te Va Gustar y La Vela Puerca, los uruguayos de siempre, aportaron la dosis justa de himnos infaltables.
Nicki Nicole conquistó con un show sólido y emocionante, rindiendo homenaje a Serú Girán con una versión impecable de Seminare. Ca7riel & Paco Amoroso desataron su habitual explosión de energía, mezclando géneros con una fluidez que desafía etiquetas. Luck Ra, el nuevo ícono del cuarteto, sorprendió con un set demoledor que incluyó un tributo a Charly García y Rodrigo, dejando en claro que el festival sigue siendo una plataforma para la evolución del sonido argentino.
Una puesta en escena monumental
En un predio de más de 15 hectáreas, cada rincón estuvo pensado para el disfrute de un público que llegó desde todo el país y más allá. Con un 54% de asistentes provenientes de fuera de Córdoba, el Cosquín Rock ratificó su lugar como el festival más federal de Argentina.
Además, el evento tuvo un impacto económico imponente, con una inversión privada de más de 14.500 millones de pesos y un impacto fiscal de casi 7.000 millones, consolidándose como un motor cultural y económico.
Lo que diferencia al Cosquín Rock de otros festivales no es solo su cartel, su producción o su historia: es su gente. Es esa marea humana que se entrega al pogo como un ritual, que canta cada estrofa como si fuera la última, que hace de este festival un evento irrepetible año tras año. El cierre con Divididos, Babasónicos y Skay y Los Fakires fue el broche de oro para una edición que quedará grabada en la memoria colectiva.
Después de 25 años, el Cosquín Rock sigue siendo más que un festival: es una declaración de principios, un punto de encuentro, un hogar para la música y sus fieles seguidores. Y si algo quedó claro en esta edición, es que el fuego sigue ardiendo.