The Weeknd en el escenario del Billions Club Live de Spotify, el 17 de diciembre de 2024 en Los Ángeles, Californi | Foto: Kevin Mazur/Getty Images para Spotify
Desde los primeros acordes de Blinding Lights, el estadio en Los Ángeles se convirtió en un universo paralelo donde The Weeknd es el arquitecto y nosotros, meros testigos de su visión. Ahora, esa experiencia aterriza en Spotify con Billions Club Live with The Weeknd, la primera película de concierto exclusiva de la plataforma. Un hito tan ambicioso como predecible para un artista que ha convertido cada lanzamiento en un fenómeno global.
La premisa es clara: celebrar sus canciones más reproducidas –esas que han superado la marca de los mil millones de streams– en un show privado para 1,700 fanáticos selectos. Y si algo sabe hacer The Weeknd, es transformar un evento promocional en un despliegue de estética, nostalgia y grandilocuencia. Aquí no hay improvisación ni momentos de debilidad. Todo está pulido hasta el último detalle, desde la iluminación que evoca el neón ochentero de After Hours hasta los visuales futuristas que anticipan su próximo álbum, Hurry Up Tomorrow.
Abel Tesfaye ya no es el chico misterioso de House of Balloons. Aquí se presenta como una estrella en pleno control de su narrativa. Con una voz más afilada que en sus giras previas y una puesta en escena digna de un espectáculo cinematográfico, la película encapsula la esencia de The Weeknd: una mezcla de hedonismo, oscuridad y pop de alta gama.
Las transiciones entre Save Your Tears, Starboy y Can’t Feel My Face son tan fluidas que parecen parte de una misma composición. Y cuando llega el momento de los nuevos temas, se siente la confianza de quien ya no tiene que demostrar nada. No es casualidad que Marc Hazan, vicepresidente de Spotify, haya declarado que esto es más que un concierto: es “una celebración de un momento histórico en la música”.
Reflexiones entre luces y sombras
Más allá del espectáculo, hay espacio para la introspección. The Weeknd intercala el setlist con fragmentos de voz en off, donde repasa su ascenso meteórico y el precio de la fama. No es un discurso nostálgico, sino una reafirmación de su identidad artística. “Todo lo que hice, lo hice por la música”, se le escucha decir en un tono grave, casi cinematográfico.
El resultado es un híbrido entre documental y performance, donde cada canción se siente como un capítulo de su evolución. No hay invitados sorpresa ni experimentos radicales, pero tampoco se necesitan. Billions Club Live es un testamento a la permanencia de The Weeknd en la cima.