Con una cuidada reedición de su primer disco, ‘La patera’ (1999), el “más importante”, Marea celebra 25 años de existencia convertida para algunos en “el último gran grupo del rock en España”, aunque ellos exhiban con más orgullo la vitola de ser “la banda más honesta que ha existido en la Tierra”.
“No fuimos ni los más altos ni los más guapos, pero se nos recordará por eso y por media docena de canciones, por ser honestos con nosotros mismos y no hacer discos como excusa para salir de gira o no hacer giras por dinero”, afirma la voz y cara más visible de la formación navarra, Kutxi Romero.
Asegura que han llevado esa postura a tal extremo en su carrera que la mantuvieron incluso en temporadas en que ya se les suponía una banda grande y alguno de sus miembros se vio obligado a volver a su trabajo original.
“La música es una consecuencia de nuestra amistad”
“Para nosotros la música es una consecuencia de nuestra amistad, no es una finalidad; si para un ‘hobby’ que tenemos lo convertimos en una misión…”, argumenta Romero, sobre su relación con sus compañeros Eduardo Beaumont, alias Piñas (bajo y voz), César Ramallo (guitarra), David Díaz, alias Kolibrí (guitarra eléctrica y guitarra acústica), y Alén Ayerdi (batería y coros).
En 2023 celebraron una gira por grandes pabellones de todo el país que colgó el cartel de “no hay entradas” en muchos puntos, pero no existe posibilidad de endiosamiento en su pueblo de Berriozar, donde son solo “el hijo de la Inés o el Ventura” pese a tener una plaza a su nombre “por una iniciativa popular”, puntualiza Romero.
Lejos de las capitales y de la presión, Marea ha tenido éxito contraviniendo muchas de las máximas de la industria musical. “No somos conocidos porque ni aparecemos en la tele ni hacemos pódcast. Cuando tenemos algo nuevo, si alguien quiere escucharnos, está invitado”, alegan.
Importantes parones en su andadura
De hecho, el grupo ha vivido importantes parones en su andadura, especialmente entre su álbum ‘En mi hambre mando yo’ (2011) y el siguiente, ‘El azogue’ (2019). Y ‘Los potros del tiempo’ (2022), el último trabajo de su discografía, decidieron lanzarlo un 23 de diciembre.
“Fue para que coincidiera con el 25 aniversario del primer ensayo porque somos muy de cerrar círculos, muy chamanes. Que fuera buena o mala época para publicarlo igual se sabía en Madrid, en Berriozar no”, alega el vocalista.
Este viernes publican una “edición deluxe” limitada de ‘La Patera’ que incluye un libreto de 24 páginas con fotos inéditas de sus archivos personales, láminas y otros materiales, todo en una caja estampada en plata.
Mirar para atrás solo da tortículis, pero la ocasión lo merecía porque es el único que estaba descatalogado y porque es nuestro disco más importante. Todos los demás son reinterpretaciones de este que fuimos maquillando
De ese trabajo que lleva por título el nombre que originalmente iba a tener el grupo (y que no pudieron registrar) destaca que “posee todas las cosas que nunca vas a tener ya: juventud, coraje, inconsciencia y frescura”.
Recuerda asimismo que lo más complicado fue encontrar el presupuesto para grabarlo, “unas 300.000 pesetas”, en una época en la que “el coste de los estudios era el doble que ahora y nadie se autoeditaba porque resultaba carísimo”.
Concurso musical en Navarra
Para sufragarlo se presentaron a un concurso musical en Navarra que tenía una dotación económica de 250.000 pesetas. “Le dije a Kolibrí: ‘Me apunto y lo gano’. Y lo gané. Luego le pedí las 50.000 pesetas restantes a mi novia, que dice que aún no se las hemos devuelto; yo creo que sí, pero como sigo con ella no puedo escaquearme”, bromea.
“Enseguida nos llamaron de sellos discográficos y el resto es historia”, cuenta con la sencillez de quien a menudo ha tenido este tipo de certezas por su confianza en el grupo, como cuando llenaron su primer pabellón. “Soy el mayor fan de Marea que existe”, subraya.
Aunque con “más goteras en el cuerpo que la casa de la pradera”, es destacable su pervivencia en un momento en el que, retirados muchos de sus referentes musicales, entre ellos Rosendo, cada vez es más complicado encontrar una banda de rock que alcance en España ese número de años en su estado de forma musical.
“Menores de 40 años hay poquitos y parecen exposiciones itinerantes de pinturas rupestres. Mi hijo está ahora grabando con 18 años su primer disco y es de rock, lo cual me da esperanza, pero se ha convertido en un anacronismo”, reflexiona tras señalar su propio futuro impredecible: “Hemos empezado a ensayar y a montar canciones. Igual dentro de seis meses tenemos algún tema o dentro de cinco años no tenemos nada”.