Malú es una de esas artistas que, fiel a su esencia, ha madurado lo suficiente como para rasgarse las vestiduras y enorgullecerse de sus cicatrices.
Nos encontramos en este disco con la Malú más sincera, aquella que supo romper la coraza, quitarse el peso de encima, caminar liviana; quién nos regala hoy, el que sea quizá su disco más personal.
Comenzó siendo ‘Aprendiz’, y hasta libró su propia ‘Guerra Fría’, sumergiéndose en el ‘Caos’, o en la desesperada búsqueda de ‘Oxígeno’. Con cada batalla, como ella misma lo ha dicho en varias oportunidades, se fue haciendo de capas, para proteger a esa Malú pequeñita, indefensa y llena de miedos e inseguridades.
Así, la Malú dominante creada para enfrentar el mundo y proteger a esa otra tímida, fue abriéndose camino, disco a disco. Y es de la conjunción de ambas que surge ‘Mil batallas’.
La cantante vuelve luego de tres años de no subirse a un escenario. Un parón obligado, pero necesario. Un accidente en uno de los ensayos la llevó al quirófano, teniendo que suspender la gira por ese entonces.
Pandemia mediante, durante la cual se volvió madre por primera vez, son muchos los cambios por los que ha atravesado en este último tiempo.
Parar para estar con uno mismo, reencontrarse, reconocer los aciertos y derrotas.
Malú se ha mirado al espejo, ha atravesado tormentas, se ha puesto en el blanco de guerra, ha sido ingobernable, ha curado sus heridas, y levantado vuelo una vez más.
Finalmente se ha reconciliado con todas ellas, abraza sus cicatrices y deja entrever en este, su doceavo álbum, a la Malú persona.
Abran Fuego a estas Mil batallas
Abre el disco con este primer track llamado ‘Abran Fuego’ y la elección no podría ser más pertinente. Comienza pisando fuerte, segura de sí misma.
Nos encontramos con una introducción a piano y un acorde que repiquetea como una llamada al despertar. La persona escribiendo su historia desde su lado más crudo, sin adornos o disfraces tras los que esconderse.
Es levantar la cabeza y decir “aquí estoy” para estallar en un estribillo contundente, directo, valiente.
Porque todos estamos de alguna manera u otra expuestos a esas balas que los demas disparan, con sus palabras hirientes, sus juicios de valor; y hay que tener la entereza suficiente para plantarle cara y soportar el impacto.
‘Abran fuego’ es un alma inquebrantable que se enfrenta a los golpes de la vida y no se esconde, pese a las heridas recibidas. Porque lo que no te mata, te fortalece.
Un comienzo significativo, y una frase que dará sentido a todo el disco:
“No hay camino de rosas sin heridas”.
Le sigue el tema ‘Deshielo’, una descarga emocional. Otra batalla con la que cualquiera se puede identificar. Porque cuando una relación se deshiela y sientes como se te escurre rápidamente sin que puedas retenerla; duele, sangra.
Cuando uno pone por delante al otro, y siente que se pierde poco a poco, llega un punto en el que la única salida pertinente es alejarse y mantener un buen recuerdo antes de que todo muera. ‘Deshielo’ es justamente esa salida a tiempo.
El tercer track es ‘Secreto a voces’, el segundo adelanto del disco que conocimos hace unos meses, junto con su videoclip. Un tema fresco, lleno de vitalidad, con un estribillo que deja en loop a quien lo escuche.
‘Secreto a voces’ nos habla de la libertad de amar, de ser como quieras y de vivir la vida sin prejuicios y sin el temor de ser juzgado.
Romper la coraza
La artista ha manifestado en varias oportunidades que todo este tiempo que estuvo alejada de los escenarios, le ha servido para reencontrarse con ese “otro yo” que tenía escondido. Con aquella Malú tímida y vergonzosa, que no quería llamar la atención y que se vió obligada a proteger al exponerse a los medios.
Desde ese reencuentro, desde ese abrazo con su yo más vulnerable, en esa conjunción de dos Malús, es que nace ‘Mil batallas’.
El disco sigue un hilo argumental; es la persona enfrentándose a la vida y las relaciones que construimos, a la exposición a la que nos vemos sometidos a diario, al juicio público y los dedos que señalan. Es un grito de libertad de hacer y decir lo que quieras sin el temor a ser juzgado. De amar y vivir la vida del modo que queramos, con sus aciertos y errores, con sus golpes y caídas.
Quizá este disco tan personal, se tenga que defender solo. Pese a ello, encontramos una colaboración que no pasó desapercibida desde el momento en que la cantante compartió el tracklist que conformaría el disco. “Después de la tormenta” es una colaboración con el mexicano Mario Domm, cuya voz se ensambla a la de Malú a la perfección.
La Ingobernable Malú
Si hasta el momento veníamos inmersos en estas batallas de las que Malú nos hace partícipes, esquivando palabras como balas, o dejando que ellas nos atraviesen, para luego batir heridas las alas, con la satisfacción de haber vivido; el disco estalla en el track número 9 con ‘Ingobernable’.
Un tema que desborda fuerza, rabia y poderío. El rasgado de guitarra y la voz distorsionada del comienzo nos sumerge en la intimidad de una descarga emocional que se impone y arrasa.
Malú reafirma la idea del comienzo, quitándole el poder a esa coraza construída, a esa yo dominante y exigente. Nos muestra su cara B, la que ya no se esconde, y que no teme a las críticas.
Un tema que no hemos podido escuchar sin que se nos escape una sonrisa o la sangre corra más aprisa por nuestras venas, es ‘Suiza’.
El anteúltimo track del disco es una cita al atardecer, un congelar el tiempo y disfrutar el instante, dar rienda suelta a los sentidos. Es el rinconcito donde puedes ser tú mismo sin ataduras ni máscaras.
Para finalizar, el emotivo ‘Tejiendo alas’ que conocimos el año pasado como primer adelanto. Un tema cargado de belleza y ternura, como solo una madre a su hija podría hacerlo.
Estas Mil batallas resumidas en doce temas, son un abrir los ojos y resurgir. Batir las alas y salir volando en búsqueda de nuevos horizontes. Es cambiar las vendas y besar las heridas, acariciar cada cicatriz, porque son también ellas las que nos recuerdan que estamos vivos.
Mil Batallas nos presenta a una Malú, más Malú que nunca.